martes, 14 de abril de 2015

Carta a un querido amor

Te extraño.
¿Pero sabes qué? Hay algo que todos necesitamos aprender: a las personas hay que dejarlas ir. Es importante hacer viajes, conocer distintas direcciones y crecer a partir de eso. La posibilidad de cambio está en esa iniciativa de no quedarse siempre en el mismo lugar. Y está bien, y es bueno, es sano cambiar.
Por eso intento quedarme con todo lo bueno y lo malo que aprendí, con y sin vos. Por eso estoy agradecida de haberte conocido. Y también de haberte perdido. Aunque me siga doliendo y siga sin acostumbrarte a la idea. Mejor dicho, no debería considerarse una pérdida, eso significaría asimilar algún tipo de culpa y en algunas ocasiones no necesariamente existe un culpable (o más bien la culpa es totalmente equitativa). Me refiero a que las cosas pasan por algo, y que uno aprende a ser conforme a las situaciones difíciles que les toca atravesar en la vida.
Aprendí que soy un montón de yos.  Que cada uno de mis estados de ánimos son míos; mis arranques, mis debilidades, mis virtudes, mis logros son el reflejo de mi personalidad. Y estoy orgullosa de quien soy. Y eso es lo que realmente importa.
Así que intento asimilar el hecho de que es necesario crecer, y eso significa cambiar. Aprendo y me equivoco todo el tiempo, y eso está muy bien. Deseo nunca dejar de aprender, y para eso hay que darse la posibilidad de errar. Pero sobretodo hay que permitirse volverlo a intentar.
No sé cuándo dejaré de extrañarte, pero sé que todo va a estar bien. Así que te deseo buena suerte, y aunque ya no pueda verte sabes que estoy pensando en vos. Te quiero. Con toda mi alma. Gracias por todo y buen viaje, querido amor.

martes, 7 de abril de 2015

Siento

Siento que si tuviera la posibilidad de volverlo a ver y coincidir miradas, si pudiese cruzarlo sin enojos ni indeferencia, correría a sus brazos. Me hundiría en su alma. Me metería dentro suyo, como alguna vez solía decirle.