El día de hoy ha sido un muy bello día. No sólo porque el universo cooperó para que saliese el sol, y fuese un domingo placentero. Sino porque pude reunirme con una querida amiga y matear sentada en el pasto, mirando la laguna. No debe haber cosa más placentera que compartir tu tiempo con gente que tan luminosa.
Lo mejor de todo es la sensación que me quedó cuando volví a mi casa. Me sentí feliz, llena. Cómo si hubiese podido sanar mi alma con un rato de paz. Fue hermoso, muy hermoso. Qué decir, no hay dicha como aquella que es compartida y así me sentí. Lo más bello es encontrar luz entre tanta oscuridad. Y siempre está, creanme que en algun rincón, esa pequeña e incansable luz está, esperando que la encuentren y la hagan crecer.
Como le comentaba a mi amiga, los momentos en que estoy más triste es cuando más escribo. No porque necesite estar bajoneada para escribir. Pero hay una facilidad para la comprensión y para la meditación que no se tiene en momentos de euforia. Como solía cantar Cerati "encontrar belleza en este caos es virtud." Y así lo veo. Poder transformar lo malo que nos pasa, reinventarlo, recontruirlo es una gran virtud que deberíamos poner en practica con más frecuencia.
Y es que después de todo, nosotros somos cambio, nosotros somos transformación, somos muerte y vida, somos todo lo que queramos ser. Porque tenemos ese potencial, todos, absolutamente todos tenemos lo que nos hace falta para ser lo que sea que queramos. Nuestro límite somos nosotros, quien decide cuando parar, cuando abandonar la lucha es uno.
Sé que siempre termino hablando de este tema del cambio y del movimiento. Pero es que de verdad, creo que la vida funciona de esa manera. Que hay que desacostumbrarse, que hay que animarse y seguir andando hasta el final. Y perseguir aquello que querramos, no quedarnos jamas con las ganas. Porque cuando alguien lucha por lo que quiere, el universo conspira para que tarde o temprano lo consigamos.