sábado, 24 de diciembre de 2016

Ema

A Ema le gusta el mate amargo y la comida frita. Ema amaba recorrer librerías y ofrecer su ayuda constantentemente. Ema tiene ojos verdes, o celestes, depende mucho de la atención que le prestes. Ema sonreía sin disimulo cada vez que me veía llegar tarde, como siempre. Me esperaba en la esquina, con su moto gris y sus calcos de River. Ema se enojaba cuando me quedaba dormida y olvidaba responderle, y cuando hacía las cosas sin su ayuda. Ema se ponía orgulloso cada vez que lograba mis metas, y me recordaba día a día lo mucho que valía.
Ema tenía un humor muy raro que yo rara vez entendía. Era celoso, y tenía muchos miedos. Ema necesitaba acariciarme constantemente cuando me sentaba a su lado. Supongo que era su manera de corroborar que seguía ahí, que no me había ido. Ema era chiquilín cuando quería algo y no descansaba hasta que le dijera que sí. Tenía sus caprichos, como todo niño ilusionado. 
Ema discutía conmigo constantemente y eso al principio me agradaba. Era y es la primer persona que se animó a confrontarme y decirme que estaba equivocada. Sin embargo, su sinceridad bruta la mayoría de las veces causaba daños colaterales. No lo culpo, yo también suelo ser bastante sincericida. Debe haber sido ese el motivo de que nos gruñeramos tan seguido.
Ema quería todo el tiempo complacerme, buscaba que fuera feliz a cualquier precio. No importaba la hora, el lugar, si llovía o se rajaba la Tierra del calor. El siempre estaba esperando, con sus ojos impacientes y su abrazo apretado. 
A Ema le encantan las películas y por eso íbamos mucho al cine. Aprovechábamos los dos por uno y los ratos libres del estudio. Sus favoritas eran de terror, y odiaba los films doblados. De él aprendí que no hay nada mejor que ver las películas con subtítulos.
Ema tiene dos mascotas, un perro y una gata. A su gata nunca le caí demasiado bien, siempre sospeché que me odiaba. Ella era como su hija, así la trataba; con amor y cariño en extremo. Su perrito era mi perdición, cada vez que visitaba su casa me esperaba para que lo alzara y no nos despegábamos ni un minuto. Ema solía ponerse celoso por eso, aunque sonreía y siempre me decía que cada vez que lo veía entrar la moto esperaba verme llegar con él. 
Ema era muy cariñoso y atento. Aunque a veces olvidaba lo que le contaba y me lo repreguntaba varias veces. Yo detestaba eso, me daba la impresión de que no me escuchaba.  Ema era lo más salvo cuando su baja autoestima lo hacía ningunearse. Me lastimaba ver cuando se hundía en la oscuridad aunque hiciera todo para demostrarle que él era luz. 
Ema solía decir que yo era una adicta al trabajo y se sorprendía de mi fuerza de voluntad. Ema me tomaba de ejemplo y me daba las gracias. Decía que me debía mucho, que sin mí no habría llegado a ningún lado. Ema no sabía que si algo había logrado fue por motus propia, que yo sólo estaba a su lado alentándolo. 
Lo que Ema no sabe es lo mucho que identificaba yo con él. En su momento fui igual, indecisa, insegura, incapaz de creer que alguien me pudiera amar. En el fondo sigo teniendo los mismos miedos, aunque después de mucho aprendizaje y reflexión he logrado moverme a pesar de ellos. Todos fuimos Ema alguna vez, todos tuvimos miedo a no ser dignos de ser amados. Todo en el fondo seguimos ocultándo eso, y nos creemos insuficientes. 
Ema me enseñó que no se trata de merecer, sino de lo que quieras tener. Solía decirme que si fuera por merecer yo no merecía haber sufrido tanto daño en el pasado. Ema odiaba mi pasado amoroso, mis cicatrices y mi dolor. Él odiaba todo eso porque suponía que estaba pagando los platos que alguien más había roto, antes que él. Lamentablemente todos pagamos por lastimaduras que no hicimos. Intenté evitarlo pero en el fondo él tenía en claro que algunas heridas nunca habían cerrado. 
Ema era muy malo bailando y cocinando. Era fanático hasta el extremo de River y hasta desconectaba el wifi cuando había partido.
El mayor problema de Ema era su falta de confianza en sí mismo. El día que sepa aumentarla nada podrá detenerlo, estoy muy segura. Ema tiene un potencial inmenso, sé muy bien descifrar eso en la gente. Ema tiene que lograr ser feliz, no porque lo merezca, sino porque ese es mi deseo y debería ser su meta.

miércoles, 21 de diciembre de 2016

Después

Después de muchas idas y vueltas, de llorar, de volverme loca, de abrazar la almohada y sollozar por fín encontré la razón. Después de preguntarme mil veces porqué, de arrepentirme y desear que nada de esto hubiese pasado, lo comprendí. Yo quería que pasara. Yo desee con toda mi alma que esto sucediera. Y así fue, se dio. Después de muchas noches de extrañar, de llorar, de pensar, de soñar. El universo cumplió mi deseo y es eso lo que tengo que rescatar.
Me resulta sorprendente cómo mi mente se calma de un día a otro. Por fin encontré el motivo. Sucedió, él sucedió. Y me recordó lo que es amar otra vez. Despertó en mi sentimientos muy enterrados en mi alma. Volví a sentirme viva. Volví a soñar, a creer, a confiar. 
Perdí mi más ansiada estabilidad por intentar algo grande. Y es lo mejor que pude haber hecho, intentarlo. Porque sé con mucha certeza que me habría arrepentido toda la vida si hubiese desperdiciado este reencuentro. 
¿Y qué queda ahora? Aprender a esperar, sin desesperar. Me va a costar horrores. Después de todo, soy un ser demasiado impaciente. Pero todo es aprendizaje, y todo llega. Mi sueño se cumplió. Volví a abrazar a la persona que más amé en mi vida. Volví a amar sin condiciones, sin reparos, sin miedos. Encontré la manera de ser yo misma después de tanto aprender y tanto miedo a volver a caer. 
Lo cierto es que tuve momentos de incertidumbre, de desesperación. Casi que creí que mi corazón volvía a partirse en dos. Pero luego me di cuenta de que no volvía al mismo lugar. Me dí cuenta de que si lo soñé tanto y lo tuve, eso es lo que tengo que seguir haciendo. Soñar, desear, amar. Sin peros, sin excusas, sin sentirme intimidada por la magnitud de mis emociones. Las personas siempre tememos entregarnos por completos por el caos que eso podría generar. La verdad es que después de el caos sigue la calma, y todo vuelve a acomodarse. De otra manera, con otras perspectivas, otros aprendizajes. Pero pase lo que pase todo va a estar bien. 
Mi mayor miedo es sentir que estoy desperdiciando el tiempo, las ganas, los esfuerzos. Mi temor horrorizante es despertar un día y percatarme que mi vida pasó corriendo detrás de algo que nunca se concretó. Hay un pensamiento nuevo en mi mente que ha logrado aminorar mis pavores. Estoy totalmente convencida de que si deseas mucho algo, si trabajás y luchás por ello, el universo te lo concede. No importa el tiempo que tarde, lo que cueste, lo que duela. Valdrá la pena.  Una amiga me dijo recientemente que no dejara de ver el mundo como lo veo, porque era ese tipo de personas que inspiran a otras a confiar en la gente. En ese momento comprendí que no puedo echar por la borda mis ideales, que no debo dejarme ganar por el desaliento y la desilución. Es cierto que hay muchísimas cosas que se han perdido, que el amor está devaluado y que ya casi nadie se arriesga a vivir por miedo a morir. Pero existen aún personas que que creen como yo, que creen, que tienen fe, sueños y esperanzas. Esa es la gente que va a lograr mejorar el mundo.

miércoles, 14 de diciembre de 2016

Juego sin fin

Supongo que tenías razón, yo también te mentí. Te dije que no esperaba nada y era una total y completa mentira. Ahora lo que quiero es que te vayas, como siempre has hecho. Que salgas corriendo lejos de mi vida, cuando fuiste vos el que quisiste volver a entrar en ella. Te conozco tanto como para saber que vas a volver y este juego sin fin va a volver a empezar. Ambos sabemos que jamás se va a acabar. Pero estoy muy cansada. Estoy cansada, agotada, frustrada. Desearía que esta ruleta rusa sin corazón se detenga de una buena vez. Tengo veintitrés años, y llevo cinco enamorada de una persona. Quiero pensar que ya ha sido suficiente. Tengo un montón de cosas que se me cruzan por la cabeza y siento que no merece el esfuerzo decírselas. Supongo que ya debería estar curada de espanto, pero sigo insistiendo. Estoy cansada de pensar que algo va a cambiar y de esperar algo que jamás va a pasar. Jamás vas a valorarme como lo merezco. Jamás vas a arriesgarte. Jamás habrá un nosotros de verdad, y mucho menos un futuro juntos. Quiero rendirme de una buena vez por todas y no puedo. Algo en mi se niega  a aceptar que no hay manera de que funcione. Lo único que he descubierto después de todo este tiempo es quién es el que pone los palos en la rueda. Después de mucho pensar que todo era mi culpa entendí que no era yo quien escapaba. Todo el tiempo fuiste vos. Todo el tiempo vas a seguir escapando vos. ¿Pero sabes qué es lo peor? Que voy a seguir ahí, aunque no esté presente físicamente ni vos estes en mi vida cotidianamente. Siempre estoy pensando en vos. No hay distancia lo suficientemente grande como para modificar eso. Quiero dejar de luchar, quiero frenar. Estoy cansada de tu cobardía crónica. Estoy cansada de verte desperdiciar tu vida, y la mía. No me quedan más que expresiones de buenos deseos, pero has logrado convencerme de que no hay absolutamente nada que pueda hacer. Incluso si quiero permanecer a tu lado sin pedirte nada a cambio, sin imponerte condiciones o límites, te alejás. Estoy harta de las estrategias, de no saber qué decir ni qué pensar.  Sólo quería expresarte mis emociones, porque son lo único que tengo. Sólo quería hacerte saber -demostrarte- lo importante que sos en mi vida. Y es lo que hago. Continuamente demuestro interés por tu bienestar. Sólo quería que fueras parte de mi vida, sin importar el tipo de relación que eso implicara, pero no me lo estás haciendo demasiado fácil.

martes, 6 de diciembre de 2016

Quiero

No quiero pensar en cosas tristes. No quiero llorar. No quiero tener razón.
Sólo quiero ser feliz.

Cobarde

Ya lo sé. Sé perfectamente que el problema sos vos, no yo. Sé que sos vos quien nos aleja, quien decide poner distancia. Siempre supe que mientras más me acercaba, más lejos te ponías. Es tu instinto. Tenés tanto miedo, te da tanto miedo todo lo que siento que te escapás.
¿Qué debería hacer? ¿Dejarte escapar como siempre? Una parte de mi muere por rendirse, en serio. Esa parte intenta convencerse de que ya no hay nada más que hacer, que nunca te vas a arriesgar. Sabe que preferis vivir vacío, mirando sin ver, besando sin sentir. Podrías tenerlo todo y sin embargo preferís no apostar. No logro entender cómo lo haces.
Otra parte de mi insiste. Piensa que vale la pena, los mambos, las risas y los llantos. Esa parte de mi me impulsa a seguir intentando, me dice que no me voy a arrepentir de hacer lo que siento. Sin embargo, poco a poco lográs que mi pasión se vaya apagando. Todo lo que no haces también habla de vos. Tu desinterés, tu distancia, tus olvidos. Yo no te espero ni te necesito, y sin embargo deseo que estés cerca. Por elección. 
Ya veremos que pasa, por el momento sé que la única persona capaz de matar lo que siento sos vos. Y si eso es lo que querés, vas bien. Vas a terminar logrando que dejes de importarme. Supongo que esto también tiene que ver con tu "necesidad de libertad". Me ves como un peso porque no te podes poner a la altura de mis sentimientos. Sos tan cobarde que no te animás a la verdad. 

sábado, 3 de diciembre de 2016

Seguir apostando

Que el amor debería valer la alegría y no la pena es una frase que he escuchado hasta al hartazgo. Me encantaría decir que es verdad, que así debería ser. Pero actualmente muchas cosas me han hecho dudar de este supuesto. ¿Son las personas o es el amor el que no funciona? ¿Será que somos nosotros quienes echamos a perder lo lindo de ese sentimiento?
Me debatí toda la semana acerca de si quiero estar cerca de alguien que no me quiere de la misma manera que quiero yo. Me pregunté si no estaba perdiendo el tiempo, esperando algo que nunca iba a cambiar. Después de mucho pensar me di cuenta de que no puedo preocuparme por algo que está fuera de mi alcance. Digo, lo que siente el otro es problema del otro y yo no puedo hacer nada para que sienta algo por mi.
Hay una frase que retumba en mi cabeza: "nada me llena". Para mi no significa más que una cosa, que quien se siente así está vacío por dentro. Y es imposible que alguien más te complete. Desde que he resuelto todas estas ideas en mi cabeza me siento un poco más ligera. Entendí que lo que en realidad importa es lo que yo doy. El resto importa poco. Y por lo menos, yo sé que siempre fui sincera conmigo misma y que me arriesgué. Más allá del resultado, más allá del otro. Hay que seguir apostando. Porque siempre gana el que da más, no el que no sabe recibir. Y siempre seré la más beneficiada, porque amo amar y doy todo por las personas que quiero.

viernes, 2 de diciembre de 2016

"[...] Pierde quien no sabe recibir."

Hoy estoy mucho más tranquila. He pensado mucho durante toda esta semana. He pensado tanto que me he dado cuenta de algo importante: tengo que dejar de intentar racionalizar mis sentimientos. Sólo a mi se me ocurriría querer justificar lógicamente lo que me pasa sentimentalmente. Pensar demasiado sólo genera más angustia y ansiedad. Basta de intentar resolver la vida devanándose los sesos, hacete menos preguntas y disfrutá. 
No estoy segura de haber llegado a alguna conclusión. Es más, sigo teniendo miles de preguntas. Es irónico que cuando crees tener todas las respuestas es cuando todas las preguntas comienzan a cambiar. Sí comprendí que debo dejar de preocuparme por lo que siente/piensa/dice el otro. No hay nada que pueda hacer con eso. Tuve momentos donde me entristecí por pensar que no me valoraban lo suficiente. Ahora me doy cuenta que no soy yo quien tiene que ponerse triste: "Nadie pierde por dar amor...pierde quien no sabe recibir." Y yo, ¡madre mía que he amado! Hasta la locura y el cansancio y debo estar muy orgullosa de eso. Aprendí que tengo que dejar de preocuparme por lo que recibo, lo verdaderamente importante es lo que soy capaz de dar. Y no hay nada que no sea capaz de hacer u ofrecer. Soy la mejor versión de mi misma y al ser tan autoexigente me he acostumbrado a replantearme constantemente todo. Estoy en un proceso de crecimiento constante y eso es muy saludable. Mi meta es no perderme en pensamientos oscuros o empezar a dudar de mi. No tengo nada planeado ni mi vida resuelta, sólo tengo un corazón gigante que quiere expresar lo que siente. Amar por amar, nada más. Sin esperar, sin pedir. Amar porque lo siento así, en total libertad. 

martes, 29 de noviembre de 2016

Perdiendo la fe

Estoy empezando a creer que el amor como yo lo concibo no existe. Hace ya un tiempo comprobé que no lo puede todo, que se necesita mucho más que cariño para mantener una relación. Recientemente también aprendí que la única manera de estar en equilibrio es no dejar que nadie te ame menos de lo que vos te amás a tí mismo. Pero actualmente nadie apuesta por nadie y los sentimientos han dejado de ser importantes, ¿qué queda para el amor? He empezado a perder la fe en las personas. Ya casi creo que nadie apostaría por nadie, que las palabras ya no valen, que lo que siento yo misma ha perdido sentido. No sé si quiero mantener una relación con alguien que no sabe querer. Pero lo peor de todo es que empiezo a creer que nadie quiere a nadie en realidad. Estamos en una época donde está de moda el desapego, el dejar ir. Nadie se arriesga a decir lo que siente porque tiene miedo de ser rechazado, o lo que es peor, porque no se animan a hacerse cargo. Me da mucha tristeza saber que es una realidad. Pensé que podría soportarlo, pero no. Ya no me dan ganas de seguir intentando. Al fin y al cabo, ya a nadie le importa ser feliz al lado de otra persona. Solo les importa pasar el rato, nadie planea un futuro en compañía. No me va a quedar otra que seguir, sin esperar que nadie me llene. Supongo que si quería lograr que dejara de esperar cosas de él, lo logró. Desde el principio intuí que no podía dejarme llevar por sus palabras, ya me había demostrado una vez que no permanecen durante mucho tiempo en pie sus propuestas. La duda es... ¿qué se supone que debo hacer? Alejarme, volver a distanciarme para reencontrarnos en otro momento? La última vez opté por esa decisión y míranos, otra vez volvimos a empezar. Lo peor de todo es que puede que él no me dé ni la mitad de lo que sé que merezco. Será que mi amor por él es más grande que eso? No lo sé. He empezado a dudarlo. Yo simplemente quisiera abrazarlo y besarlo, para mi no importaría nada más. Aunque en estos momentos no tengo necesidad alguna de tenerlo cerca. Supongo que necesito tiempo, distancia para aclarar mi cabeza. Cuando tenga algo que decirle lo haré, siempre fui así. Será que un amor tan de película no puede tener ni la más mínima posibilidad de existir en la realidad? Será que tengo una concepción totalmente errónea de lo que es el verdadero amor? Porque digo, se supone que cuando de verdad querés a alguien sólo te interesa el bienestar de esa persona, su bienestar y felicidad. Y a mi me importa. Además, desearía poder seguir viéndolo y riendo juntos como hacíamos hasta la semana pasada. Pero tengo la sensación de que todo ha vuelto a cambiar. Mi mundo se puso de cabeza y es como si todo se hubiese reiniciado de juego. Si estas son las reglas de juego, ¿no me queda otra más que seguirlas y jugar? ¿habrá otra salida? ¿será que al fin de cuentas me he empecinado en convertirlo en el amor de mi vida y no es más que un idiota, invalido sentimental que no es capaz de quererme? Estoy empezando a dudar de todas sus palabras, todas y cada una de ellas. Dice quererme, que soy demasiado buena, pero prefiere estar con cualquier otra persona. No puedo entender porque prefieren algo más fácil. Será de nuevo porque vivimos en esta era del descartaje humano, donde cuando la otra persona comienza a resultarnos complicada la dejamos a un lado y seguimos. Pero yo no soy complicada, soy mucho más simple de lo que él ha demostrado ser. Porque, además, no digo nada que no soy capaz de cumplir. Y él sí. Vive haciendo promesas porque cree que es eso lo que quiero oír. Se lo he dicho millones de veces, lo único que quiero de él es la verdad. ¿Y qué hay con ese sentimiento de sentirse atado? Nadie puede sentirse verdaderamente atado a menos que tenga miedo de arriesgar. La otra noche me dio la impresión de que tenía miedo de verdad, miedo a comprometerse del todo conmigo. Miedo a cagarla, miedo a mi. Pero no pude comprenderlo del todo. No sé qué tipo de reacción temía ver en mi. Sigo pensando que tiene concepciones mías que están muy alejadas de la realidad. Aunque, en todo caso, esos son mambos que debería resolver él mismo. Ya bastante complicó mi panorama con lo que me dijo. Sin embargo, me queda la sensación de que también logré hacer tambalear sus estructuras y eso es gratificante, muy gratificante. No puedo tener esperanzas de cambiarlo, soy consciente y sé que eso jamás sucederá. Pero sí sé que no voy a dejar que pase de mí así como así. No voy a dejar las cosas a medio hacer. Quiero que si esta vez terminan, sean definitivamente.

sábado, 26 de noviembre de 2016

No más

Voy a empezar por decir las cosas que no quiero. No quiero mendigar nada, ni atención ni comprensión. No quiero pedirle que se quede. No quiero porque eso significa una sóla cosa: que ya se fue. Tampoco quiero seguir esperando, me molesta esta angustia. Si al final de cuentas, yo no hice nada malo, no debería sentirme culpable. Y si no me quieren mejor que no estén. La peor parte se la lleva el otro, porque está perdiendo una persona que lo daría todo por él. No sé si no les importa  o no se dan cuenta. De verdad. El amor nace, pero para que crezca hay que cuidarlo. Se construye, como todos los vínculos humanos. Hay que dedicarle tiempo, paciencia, comprensión, pasión, alegría, anhelos, deseos. Si digo la verdad, no quiero que él se aleje. Esperé muchísimo tiempo para verlo volver y no quiero volver a perderlo. Lo amo, muchísimo. Y siento que en verdad podría esperar la vida entera si fuese necesario. Pero que sea consciente de las cosas, tampoco puedo desperdiciar mi tiempo esperando por alguien que no quiere o no sabe como quedarse. Sé que soy una persona con muchos mambos, pero valgo cada uno de ellos y más. Soy sincera, expresiva, empática, cariñosa, enojona, renegada, etc. A veces me frustro demasiado y no sé decir con palabras lo que me pasa. Siento mucho las cosas, hasta diría que mis emociones son mucho más fuertes que las de los demás. A veces, eso es muy difícil de controlar. Pero lo intento. Intento cada día amaestrar mis miedos, disciplinarlos, para que no me hagan repetir errores. Por eso creo que esta vez no quiero dejarlo así. Quiero hablar, aunque sea para decir lo que yo quiero. La última vez dejé que todo se dilatara, que pasara sin hacer absolutamente nada. Esta vez no me voy a quedar de brazos cruzados viendo como lo que quiero se me escapa. No más.

domingo, 20 de noviembre de 2016

Tranquila

Tenés que tenerte paciencia. Mucha más paciencia. A vos y al resto. Primero porque necesitas darte tiempo y espacio para procesar lo que te pasa, y segundo porque tenés que entender que no podes tener todo ya y que el mundo no tiene la misma reacción ni velocidad de procesamiento que vos. Deja de acelerarte y crear películas en tu cabeza. Los fantasmas del pasado que ves son sólo tus creaciones mentales. El miedo que tenes los crea, los alimenta. ¿En qué momento dejaste que la ansiedad te ganara y tiraste al vacío tu estabilidad emocional? Tranquila nena, nada malo ha pasado. Y si pasa, vas a encontrar la manera de solucionarlo. No te adelantes a los problemas, no busques respuestas sin sentido. Recuerda quién sos, lo que vales. Sos inmensa y la gente que te rodea está ahí porque sabe eso, no por otra cosa. Nadie se queda demasiado tiempo donde no quiere estar. Y si te das cuenta que alguien se va es porque no quería estar allí.Y no tiene nada de malo. Tenes que aprender a aceptar las cosas, como tengan que ser. No te heches la culpa. Vales oro. Vales cada uno de tus mambos y mucho más. No te niegues, no pienses que no mereces amor. Mereces muchísimo cariño nena, muchísimo. Y lo recibis constantemente. Aprendé a mirar, a percibir y te vas a dar cuenta que estás rodeada de seres que te aman y que se van a quedar hasta el fin con vos. Vales todo, lo bueno y lo malo. No te niegues, dejate querer. Deja de pensar que es demasiado dificil quererte, que sos inentendible, que no podes. Es todo lo contrario. No tengas miedo a entregarte. Dalo todo que para eso lo tenés. Dalo todo sin importar nada. Dalo porque te hace bien a vos, por vos y par vos.
Pero de nuevo, ni siquiera sabes si se va a ir, si se va a quedar, si vas a seguir sintiendo tanto amor. Relájate. Disfrutá. No te angusties criticándote demasiado. A veces sos demasiado exigente con vos misma. Recordate que has sufrido mucho, que a veces los miedos están ahí para recordarnos también lo fuertes que somos, lo mucho que hemos enfrentado. Tranquila Mica, vas a estar bien. Estás bien. Pensá en todas las cosas que te hacen feliz. Pensá que estás haciendo lo que querés, que estás donde querés estar y con quien querés estar. No olvides tus prioridades. Deja que la pasión crezca, que los sentimientos fluyan, que nada se estanque. Permitite llorar cuando lo sientas pero no te enrosques demasiado con los malos sentimientos. Tu ansiedad te hace hacer cosas que te llevan a aumentar esas inseguridades y empeora tu estado de ánimo. Respirá. Pensá en cosas buenas. Pensá en lo que tenés. Pensá en quién sos. Sabés lo fuerte que sos? Tenes idea de lo que has logrado crecer en estos años? Me parece que ni siquiera tenes dimensión de lo madura que estás ahora. Amar implica riesgos, claro que sí. Muchos. Pero lo valen y vos lo sabes bien. No importa ganar o perder, importa vivir amando. Y tenés que estar orgullosa de haberte animado a intentarlo una vez más. De nuevo, no importa el resultado. Importa lo feliz que sos sintiendo amor. Quedate con eso, guardalo en tu corazón y cuidalo mucho, no todo el mundo tiene la suerte de sentirlo. 

martes, 4 de octubre de 2016

Viví

Son muy pocas las personas que pueden juzgarme con conocimiento de causa. Me sobran los dedos de las manos para contarlas. El resto puede hablar, puede atacar, puede horrorizarse si quiere. Pero ninguno de ellos sabe a ciencia cierta por qué hago lo que hago. Muchísimo menos sabe lo que siento, y más allá de eso no les interesa saberlo tampoco.
Porque para saber hay que estar dispuesto a querer entender y son pocas las personas que de verdad hacen el intento. La mayoría habla por hablar, para comentar algo, para no quedarse callados y parecer excluidos del sistema. 
Me siento orgullosa de decir que sé perfectamente quién soy y lo que valgo. No necesito que nadie me cuente mi historia, soy yo la protagonista y la que toma las decisiones. Soy voluble, inestable, sensible al extremo. Soy fuerte, independiente, autosuficiente. Tengo capacidades que aún hoy desconozco y la particularidad de adaptarme siempre a la situación que se me presente. Tengo un amor inmenso por mis cicatrices, por todas y cada una de ellas. Tengo el corazón lleno de marcas pero aún así me animo a entregarlo a quién le inspire amor. Tengo miedos guardados en lo más profundo de mi alma, pero no me detienen. Tengo fantasmas que cada tanto se asoman y me susurran al oído lo que fui y lo que no quiero volver a ser. Tengo mil razones para estar triste o feliz, depende de cómo lo quieras ver. Tengo una nueva manera de entender el mundo, tengo sueños que ya cumplí y me siento satisfecha. Tengo ansias de proyectos por concretar y un par de planes que quiero ver fracasar. Quiero ver mi vida pasar así, llena de emociones, de altibajos, de espontaneidad. Quiero que el universo me sorprenda, que cambie todas las preguntas cuando crea tener las respuestas. Espero no olvidar nunca que soy sólo una viajera, que lo único que guardo está en mi corazón y en mi alma y que los recuerdos no caben en una maleta. Y sobre todo, no olvidar que soy aprendiz, que todos los días existe algo que descubrir, que no lo sé todo. Quiero frustrarme, renegar innecesariamente, comprender que yo también necesito tenerme paciencia. Comprender que no puedo ni debo ser perfecta, pero que si puedo mejorar y descubrir algo bueno en mí cada día voy por buen camino. Enteder que lo bueno está en uno, en lo que da, no en lo que recibe. Dar amor es lo mejor que tengo, eso lo que entendido recientemente. 
No importa si te quieren o no, si te necesitan o no, si te buscan o no. Cada uno da lo que lleva adentro y yo llevo muchos colores en mi alma. Dejar una pequeña marca en cada persona, robar una sonrisa, poder brindar un consejo certero. Ayudar siempre que se pueda, no restar ni complicar al otro. Vivir el día a día, disfrutar cada momento por más estúpido que suene. Reír cuando tenga ganas, llorar cuando lo sienta. No guardarme absolutamente nada. Porque el momento perfecto no existe, uno lo crea cuando quiere. Querer siempre, animarse siempre. Que total si las cosas salen mal no es el fin del mundo. Que total, uno se arriesgó y dio la mejor, no puede reprocharse nada. No hay nada peor que los reproches y los "hubiera". Liberémonos de las cargas emocionales, de lo que nos impone el resto, de lo que se impone uno. Vivamos haciendo lo que sea que nos guste y disfrutándolo al máximo. Quejáte cuando las cosas te duelan, cuando no salgan, cuando se compliquen. Quejate y saca afuera toda tu frustración. Pero eso sí, no te quedes en el enojo. No cambies el plan, cambia la manera de concretarlo. Intenta, intentalo siempre que la única falla es cuando te das por vencido. Sacate las ganas de lo que quieras, no guardes ni postergues un sentimiento. Viví, sentí que para eso estamos hechos. 

domingo, 2 de octubre de 2016

Vuelves

Vuelves en cada canción, 
en cada rayo de sol, 
en cada sonrisa que me dedican al pasar. 
Vuelves y descubro que nunca te fuiste, 
que siempre estuviste conmigo.
Vuelves y te vas, 
siempre fuiste así, libre
Siempre me gustaste así, 
Sonriente, despreocupado y ocurrente.
Vuelves y te quedas,
en mi corazón y en mi alma
ahí siempre encuentras tu lugar.

domingo, 4 de septiembre de 2016

Felicidad

Llega esta hora y siempre, siempre me pasa lo mismo. Me pongo a meditar, a recordar y se me escapan las lágrimas. Pero esta vez son de verdadera alegría, no hay sentimiento oscuro ni tristeza en mi llanto.
Desee tanto este momento. Tanto, tanto. Todavía no puedo creer que sea cierto. Estuve tantas noches llorando, sintiendo que no habría ni la más mínima posibilidad de volverlo a mirar y poder tener todo esto me llena el alma. Lo miro, lo toco, lo siento. Lo escucho reír, recibo sus mensajes, sus besos, su amor. Soy muy feliz. Feliz de poder vivir hoy todo esto, de saber que no me quedo con las ganas de absolutamente nada. Estoy agradecida con la vida por este retorno. Por saber que dije todo lo que tenía guardado dentro mío y que él sabe todo lo que siento.Que no le puede quedar la menor duda de que es y va a ser el amor de mi vida. Porque nada ni nadie me hizo vivir como él. Nadie me inspiró, me sedujo, me entristeció, me enamoró de esa manera. Sólo él. Verlo hoy, abrazarlo hoy. De verdad que siento que todo lo mejor que podría haber tenido lo tengo. Me podría morir tranquila, lo juro.
Esta vez no quiero desperdiciar el tiempo. No quiero agobiarme ni enredarme en mis miedos. Lo que tenga que pasar va a pasar, no quiero volverme loca tratando de anticiparme o midiendo posibilidades. Al final, nada resulta como lo imaginamos así que no hay por qué espantarse. Que las cosas fluyan. Que esto se desarrolle como deba serlo.
Vivo cada encuentro como si fuera el último. No porque quiera despedirme, sino con la urgencia de saber que lo único que es seguro es el momento que tenemos, Lo que pasa ahí, cada instante. Disfruto de mirarlo a los ojos. Analizo cada parte de su cara, sus gestos, sus movimientos. Intento desconectar el resto de mis sentidos y sólo concentrarme en el calor de su mano entrelazada con la mía. Puedo afirmar que es la conexión más intensa que he sentido jamás. Respiro profundo para que su perfume quede grabado en mi memoria. Lo beso despacio, para que cada segundo sea eterno. Y qué decir de sus abrazos. Para mi son el cielo, y debo haber hecho algo muy bien, porque últimamente vivo ahí.
Este último tiempo me voy a dormir sintiendo que todo está en orden. Que estoy en paz conmigo, con el universo entero. Nada va a poder quitarme esta sensación. Hoy por hoy me acuesto con una sonrisa y creo que lo merezco. 

miércoles, 31 de agosto de 2016

Hoy

Ahora sí, vengo a hablar de lo que dejé pendiente el domingo pasado.
Como dije en el post anterior, me volví a ver con mi ex. Nunca pensé (aunque sí lo desee) que esto llegaría a pasar. Les juro que todavía me cuesta trabajo creer que de verdad está sucediendo. 
Antes que nada, quiero decir una sola cosa: me siento bien. Muy bien. Me he vuelto a sentir viva. No sólo porque de verdad jamás pensé que podría volver a abrazarlo o besarlo, sino porque estoy disfrutando todo esto de una manera totalmente diferente. Me siento diferente a la última vez que lo vi y estuve con él. Diferente en el buen sentido. Hay cosas entre nosotros que siguen intactas. No sé cómo ni porqué, pero sé que es así. Me parece increíble (y de hecho si alguien más me lo contara diría que está mintiendo).
¿Cómo es posible que después de tanto tiempo, dos años para ser precisos, sienta que las cosas no han cambiado? No lo sé. No tengo la más pálida idea. Pero con él es así. Es verlo sonreír y saber que no existe ninguna otra sonrisa que quiera ver. Es hablar con él como si nada, como si no hubiese pasado el tiempo, personas, lugares. Como si no existiera nada más en este mundo que nosotros dos por un instante. Es muy difícil poner en palabras todo esto, pero voy a hacer mi mejor esfuerzo. Cuando estoy con él siento de verdad que el mundo me importa nada. Que se puede caer el cielo encima mío y voy a estar feliz de haber pasado mis últimos segundos de vida mirándolo a los ojos. Siento que no necesito nada más, absolutamente nada más. Estoy en paz. He vuelto a besarlo, he vuelto a abrazarlo, he vuelto a escucharlo decirme "te amo". ¿Qué más puedo pedir? Estoy completa. Podría terminarse mi vida aquí y ahora, porque hoy soy verdaderamente feliz con todo esto que siento. Soy feliz y no me importa nada ni nadie más. 
Hay una gran diferencia con la Mica de hoy y la Mica que dejó Franco en 2014. La Mica de hoy no tiene ningún tipo de plan a futuro. Es más, ni siquiera soy capaz de visualizarme a mí misma a corto o mediano plazo. Mi única meta por ahora es recibirme, el resto de lo que pueda pasar surgirá espontáneamente. La Mica que él dejó hace dos años tenía su vida enteramente planeada. Tenía pensado tener hijos y vivir siempre con Franco. Con él quería la casa, el perro y los chicos. Hoy las cosas son totalmente diferentes. Hoy no tengo en mis planes casarme, menos ser madre. Ya no deseo concretar ese tipo ideal de vida. Ni siquiera estoy totalmente convencida de que lo veo a él en mi futuro. Sólo sé que hoy está conmigo, y lo voy a disfrutar lo más que pueda. No puedo esperar ni pedir más nada después de todo lo que me ha dado. Soy una persona muy afortunada al poder vivir este tipo de sentimientos. Imagínense. Tantos mundos, tantos tiempos, tantos países, tantas personas y coincidir. Díganme si no es fortuna eso. Díganme si no debería sentirme afortunada con la vida que me ha permitido experimentar un amor tan grande, tan puro, tan lindo. Soy consciente de que hay miles de personas que se pasan la vida tratando de sentir la mitad de lo que yo siento. Soy especial, muy especial. Elijo vivir todo lo que me pasa con esta perspectiva. Hoy, la vida me ha dado la oportunidad de volver a abrazar y besar a la persona más importante que se ha cruzado en mi camino. No voy a perder el tiempo inventando historias futuras que muy probablemente no lleguen a concretarse jamás. Elijo disfrutar más, sacarme todas las ganas hoy. Y que eso no los confunda. Que viva el presente no significa que no me encantaría compartir un futuro juntos. De hecho, sería maravilloso y ojalá se dé. Pero el presente es lo único que es mío, así que vivo, lloro, sonrío, disfruto el hoy. Hoy el universo me sonríe y con él, mi alma se volvió a encender. 

domingo, 28 de agosto de 2016

Deseenme suerte

Hace varios días -por no decir semanas- que vengo con ganas de escribir y expresarme por acá. me vengo haciendo la otra por alguna razón. Quizás por que me da miedo ponerme sincera en voz alta. Pero llegó el momento de sacar afuera todo lo que tiene ganas de salir.
Hace casi un mes que me he vuelto a hablar y ver con mi ex. Sí, con mi ex. Cosa rara, no? Ahora tiene más sentido la frase que dice "las vueltas de la vida"...
No sé ni por dónde empezar. No tenía planeado en lo más mínimo volver a verme con él. Es más, hasta hace un tiempo yo estaba de novia con otra persona.
Justo ahora me acaba de llamar para vernos. Son la 1 y media de la mañana de un domingo. Hago estas locuras por él nada más. Otro día les cuento bien como me fue y de que se trata toda esta locura. Mientras tanto, deseenme suerte.

lunes, 14 de marzo de 2016

Chau

Ha pasado más de un año y vos no estás,
¿por qué habría de creerte?
Hubiera dado la vida y mucho más,
por sólo volver a verte.
No podría darme el lujo
de ceder ante tu llanto.
No pienso abrir las heridas
de haberte querido tanto.
Escuché, pero dejé que se fuera.
Recordé todo lo libre que era.
No puedo conseguir cambiar ni corregir
lo que me corre en las venas.
Corazón, hoy no dejes de latir
Te alejaste un día,
ahora decidiste venir.
CHAU.

Chau-No Te Va a Gustar.

Un viejo amor

Es irónico. Casi morboso. Después de haber deseado meses tener alguna señal de aquella persona, cuando por fin él intentó (¿intenta?) acercarse, yo ya no tengo interés en retomar cualquier tipo de vínculo. Parece adrede. Después de tanto tiempo, de tantas cosas, recién ahora. Ojalá no hubiese tardado tanto. Pero no creo que haya sido porque sí. Si se dió ahora es porque tenía que ser así. Y me gustaría decirte lo siguiente:
Como me lo prometí, no voy a mover ningún musculo para volver a buscarte. Si de verdad sentís la necesidad de verme, buscame vos. Yo cada vez que lo sentí, lo hice. Pero esta vez no siento nada de eso. Estoy muy tranquila. Sé que en su momento dije e hice todo lo que sentía. Y ahora no necesito nada más. De verdad me hubiese gustado que las cosas fueran de otra manera. Me hubiese encantado que hoy siguieras siendo el amor de mi vida. Pero no lo sos. Ni siquiera formas parte de mis días. Y sos el único responsable del papel que ocupas. También tengo que confesarte que siempre me van a pasar cosas con vos. Te quise muchísimo, y no puedo dejar de quererte. Pero aprendí a vivir sin vos. Seguí mi vida, comencé proyectos propios y conocí a alguien. Es cierto, no he vuelto a sentir que sería capaz de dar la vida por alguien, pero siento que de verdad quiero a esta persona con la que estoy ahora. Tal vez nunca lo querré tanto como te quise a vos, pero sí lo quiero mejor. De una manera más libre, más sana. Y soy una persona muy feliz. Ojalá vos también lo seas. Yo ya no soy esa persona que vos conociste, ni vos la persona de la que yo me enamoré alguna vez. Lo nuestro se terminó hace mucho y no tiene solución. Una lastima, es verdad. Pero la vida es así. Buena suerte, y de todo corazón, te deseo lo mejor.

Con cariño, 
un viejo amor.