jueves, 31 de diciembre de 2015

Enamorarse

Me parece casi imposible que el último día de este año me haya cruzado por casualidad Diario de una pasión en TNT. No soy una persona que haga zapping habitualmente pero justo hoy tuve ganas de hacerlo y me encontré con esa película. Sé que tampoco puedo darle tanta relevancia a un hecho fortuito como este, pero me ha hecho recordar y reflexionar.
La primera vez que vi esta película fue para mi cumpleaños, estábamos mis amigos y él. Fue en el mismo sillón donde yo me senté hoy, solo que aquella vez eramos nosotros dos. Siempre fui de lágrima fácil con las películas, y mi novio lo sabía. Recuerdo que me secaba las lágrimas de las mejillas y me besaba la frente. También recuerdo que tenía su brazo rodeando mi cintura y me abrazaba tiernamente. Lo gracioso es que nos veíamos reflejados en los personajes principales, cómo no. Eran dos adolescentes locamente enamorados, que vivían peleando pero se amaban sin dudarlo. Cualquiera que los hubiese visto lo sabría, cualquiera que nos hubiese visto también lo habría confirmado. 
Hace pocos días vi a una profesora que tuvimos en común en el colegio. Me preguntó por él. También me preguntó cómo estaba yo a raíz de nuestra separación. No recuerdo con exactitud cuál frase fue la que empleó pero la idea era que de verdad era una pena porque habíamos luchado mucho para estar juntos. Sí, lo habíamos hecho. 
Pienso en eso y digo, mierda. De verdad lo amaba. Lo amaba con toda mi alma, y no es una frase hecha. Sentía que sería capaz de cualquier cosa con tan de volverlo a ver. Luego comprendí que con eso no alcanzaba. Que por más que lo viera de nuevo siempre iba a querer un poco más. Nunca me conformaría. Mírenme, han pasado meses desde la última vez que crucé palabras con él y sigo aquí, trayendolo al presente como si de verdad fuese parte de él. 
Estoy segura de que no volveré a sentir lo mismo por alguien nunca más. Amar de esa manera tan desenfrenada e inocente no es para cualquiera. Hay que merecerlo. Y ya lo sentí una vez, sé que no volverá a repetirse. También sé que hubiera dado todo, absolutamente todo para que creciéramos juntos. Pero no fue así. No lo será tampoco. Hoy estoy segura de que lo mejor fue separarnos. Que si la vida así lo quiso debe haber tenido sus buenos motivos. También sé que no quiero volver a entrar en su vida y por eso no voy a mover un solo dedo para tratar de acercarme. Así es como deben ser las cosas y voy a respetar su voluntad de alejarse. Mi vida siguió y la suya también, como tenía que ser. 
No es que me guste conformarme pero me hace feliz saber que sí tuve un amor por el que valía la pena morir. Yo amé con locura y lo di todo por la persona que amaba. Luché hasta el cansancio por proteger ese vinculo, aunque al final las cosas no salieron bien. Poder sentir ese amor es lo que rescato de toda esta historia, y aunque confirmé que el primer amor no funciona, estoy feliz de haberme enamorado de esa manera.

miércoles, 11 de noviembre de 2015

Y sin embargo

Tengo que admitir que aún hoy, hoy que ya hace casi un año desde la última vez que hablamos, de vez en cuando me sorprendo recordando tus caras o tus sonrisas. Confieso que me da rabia, pero lo hago involuntariamente. Pensar que creí que nunca podría pasar tanto tiempo lejos tuyo. Y, ¡mírame ahora! Puedo decir con toda sinceridad que estoy viviendo la mejor etapa de mi vida. 
He progresado mucho en mis estudios, llevo casi 4 años de cursada universitaria. Estoy trabajando en investigación, hice varios viajes de estudio, conocí gente importantísima del entorno historiador. Me apasiona lo que hago. Tengo salud. Tengo amigos que me quieren tanto como yo los quiero a ellos. Tengo una ahijada hermosa, que crece día a día y que el 29 de Diciembre cumple su primer añito. Tengo a alguien que me quiere. No le puedo pedir más a la vida.
Pero de vez en cuando, mi cabeza vuela y llega tu imagen, tu voz. El tiempo hizo lo suyo y me acostumbré a que no estés. En algún punto estoy feliz de que ya no estés. Y sin embargo, a veces te extraño. 

viernes, 25 de septiembre de 2015

Persona favorita

"Sos mi persona favorita en el mundo. Espero que entiendas lo que significa eso."






No lo he olvidado, ¿y vos?

Casi mágico

He sido valiente, muy valiente. He superado y soportado cosas que jamás pensé que podría soportar. He crecido, he roto barreras, me he animado a soñar.
Sé que estarías orgulloso de mi. Sé que nunca dudaste de todo mi potencial. Gracias por confiar en mi, por estar ahí cuando necesité un empujón. Me encantaría que estuvieras presente para ver todo lo que conseguí. Estoy segura de que vos también estás haciendo tu mejor esfuerzo y estás luchando para conseguir tus metas. De todo corazón, deseo que logres la mayor felicidad.
Puede que esté mal, y no deba si quiera fantasear con esto, pero... espero poder volverte a abrazar algún día. Ya sabes, tus abrazos siempre fueron mi lugar favorito desde que te conocí. No creo poder olvidar la sensación de paz y seguridad que me producían.
Al final todo valdrá la pena, aunque existe la posibilidad de que jamás vuelva a coincidir miradas con vos. Estoy feliz de haberte conocido, a pesar de todo. Gracias por venir.
No creo que algún día puedas comprender todo lo que provocaste (provocás) en mi. Ni siquiera yo puedo entenderlo. Cómo a pesar del tiempo, de la distancia, de las personas, puedo seguir sintiéndote cerca. Es casi mágico. En mis momentos difíciles siempre recurro a ese recuerdo tuyo diciendo "no bajes los brazos, bonita. Yo sé que vos podes." Tal vez no me creas, pero eso me ha dado fuerzas cuando he tenido ganas de rendirme. Sólo eso me ha salvado, eso y mi obstinación. Vos me conoces, sabes que no sé darme por vencida. 
En madrugadas como éstas, siento que daría la vida y un poco más por verte recostado en mi cama. Mi almohada también te extraña. En realidad, varias partes de mi te extrañan. Y sé que no hay nada que pueda hacer con eso.

martes, 22 de septiembre de 2015

Recordarlo

Aprendí que podía vivir sin su presencia y que prefiero extrañar a sufrir por no poder estar juntos. Si después de todo las cosas terminaron hace rato, los sentimientos ya no son los mismos y todo cambia constantemente. No voy a decir que no lo recuerdo. Ya lo he mencionado antes, siempre hay algo que me hace descubrir que no fue un sueño, que no lo inventé. Si me puedo permitir unos cuantos minutos de sinceridad extrema, a veces derramo un par de lágrimas cuando lo pienso. No es que sienta tristeza, sólo es un poco de nostalgia. Todavía no he podido deshacerme de eso. Pero tengo que rescatar que se mantiene ahí, en mi mente, con su sonrisa intacta a pesar del tiempo. Y sólo así quiero recordarlo.

sábado, 12 de septiembre de 2015

Serás

Habrá un momento en tu vida donde conozcas a alguien que se convertirá en lo más importante. Adorarás su presencia diaria y desearás que jamás se vaya. Y cuando finalmente tenga que irse, por que créeme eso tarde o temprano pasará, sentirás que una parte de tu alma se muere y que tu mundo se desmorona. Dolerá, dolerá mucho, pero saldrás adelante. Volverás a reír, y podrás ver lo bello de la vida otra vez. Dejarás de llorar e incluso dejarás de extrañarle. Y a partir de entonces nadie más podrá dolerte de esa manera. A partir de ese momento te vuelves inmune frente a otros amores y pasiones. Así comprendes que la eternidad no necesariamente existe, o por lo menos no tiene la forma que te gustaría que tuviera. Descubres que las personas vienen y se van, que tienen un tiempo en tu vida y que no podes aferrarte a algo que ya no existe. Las palabras sólo tienen validez en el momento en que se dicen, después de un tiempo todo empieza a ser mentira. Nada podrá corromperte una vez que hayas aprendido a amarte solo. No te hará falta una media naranja, dejarás de creer en las almas gemelas y que el amor todo lo puede. Perderás la inocencia en todos sus sentidos. Y sólo entonces podrás sentirte fuerte, completo y serás verdaderamente feliz.

domingo, 6 de septiembre de 2015

Fantasma

Tengo esa imagen grabada en mis pupilas. No puedo evitar no pensar en eso. No sé si es dolor lo que siento, no sé si es resignación. Es comprobar lo que vengo diciendo desde hace tiempo. Que ya nada nos une, que esa historia que fuimos no sólo quedó en el pasado sino que fue borrada.
Después de todo yo he olvidado muchísimas cosas a esta altura. Y esta bien, es lo que tenía que pasar. Tenía que dejar de extrañar, dejar de llorar.
Es el papel que tienen las personas en nuestras vidas. Hay quienes llegan para quedarse, otras que vienen, te enseñan alguna lección importante y se van. Él era una de esas personas. De aquellas que te dejan huella, por mucho que lo quiera negar. En algún punto creo que logré eliminar muchas cosas que antes me producían dolor. Pero cada tanto hay algo que me recuerda que existió, que no lo inventé, que fue verdad. El problema es cuando eso sucede. Me causa mucha contrariedad confirmar que fue parte de mi realidad alguna vez, cuando veo su imagen, leo su nombre, me tropiezo con alguna fecha. Para mi es como un fantasma, una verdad a medias. Significó todo en mi vida y a la vez nada. Vino, hizo estragos con mi corazón y luego se fue, y de esa manera aprendí a no dejar que nadie más vuelva a lastimarme. Aprendí a darme valor, a ser independiente emocionalmente. 
Me alegra que se haya ido. Ojalá jamás vuelva. Puedo vivir con un recuerdo trunco, puedo pelear con su fantasma de vez en cuando. Lo que no puedo es esperar que un día regrese, diga que me quiere e intente convencerme de ello. No podría soportarlo, no después de todo esto. No quiero volver a verlo. No haber corrido atrás de él fue la mejor decisión, ahora lo sé. También sé que tengo que dejar de escribir sobre él, es darle demasiada importancia a una persona que ya no existe en mi vida. Así lo haré.

domingo, 30 de agosto de 2015

Lo que no fue

No es que estuviesen destinados a encontrarse. Sólo tenían mala suerte, mala suerte de verse sin querer, sin elegirlo. Ellos querían estar lejos, habían decidido que la distancia era lo mejor. Pero cada tanto algo intervenía. Una fecha, una esquina, un conocido que se los volvía a nombrar. Y entonces toda esa lejanía desaparecía, volvían a estar juntos aunque sea por segundos. Era una sensación muy extraña. Ya ninguno de los dos se soñaba, a penas si se recordaban. Ya no extrañaban su calor, ni siquiera su voz. Todo ese sentimiento se había perdido, había muerto en algún rencor, en algún infarto de dolor. Ahora eran inmunes, estaban completamente libres de caer otra vez ante un amor así. Jamás volverán a desesperarse de la misma manera, ya saben que nadie muere al final. Los dos siguen su vida, siguen sin más. Todo lo que soñaron juntos desapareció, como si no hubiese existido nunca. Es más, es como si ellos jamás se hubiesen encontrado. Nada los separa, porque nada los une. Saben perfectamente que tener recuerdos en común no es un vínculo, que ese pasado no les pesa. Si algún día se vuelven a cruzar no se miran, porque ya no se reconocen. Ya no se ven, ya no se sienten. Ni aunque choquen el uno con el otro, ya no hay nada que pueda hacerlos volver a sentir. A fin de cuentas tanto espamento, tanto negarse al adiós para que todo terminase así. Una historia con tantas aristas, con más drama que verdad. Derrocharon cariño durante noches en vela, malgastaron abrazos sin pensar. Se miraban como riéndose del tiempo, se besaban como burlándose del amor. Sus latidos palpitaron al unísono alguna vez y sin embargo eso no alcanzó. Hoy son dos extraños, dos desconocidos otra vez. Son lo que no fue, lo que no será jamás. 

martes, 25 de agosto de 2015

Tal vez

Han pasado varios meses desde la última vez que lo vi... Y no sólo ha pasado el tiempo, también han pasado cosas, personas, circunstancias que me alejaron. Hoy ciertos recuerdos han perdido nitidez. Es como si el paso del tiempo los hiciera difusos, casi irreales. Es como si todo hubiese sido un sueño y hoy por fin estuviese despertando.
Es una sensación muy rara la que me produce todo esto. Debería estar contenta por haber olvidado y sin embargo me siento decepcionada. No es que fuese fácil, me costó mucho llegar hasta este punto, pero siempre creí que el sentimiento iba a durar más.
He aprendido a aceptar en silencio los falles que me inundan la mente de vez en cuando. Son recuerdos fugaces, que vienen sin previo aviso y se van sin más. He aprendido a no sentir nada cuando escucho alguna canción que compartimos, incluso he dejado de guardar valor sentimental a las cosas que me regaló. Logré desprenderme del peso que sentía por todo lo que me rodeaba y me lo recordaba.
Y más allá de todo eso, tengo que confesar que aún, en lo más profundo de mi ser, conservo la ilusión de volverlo a abrazar. ¿Será sólo nostalgia? No lo sé... Puede que sólo sean mis ganas de aferrarme a algo que creí verdadero, aunque el paso del tiempo y la distancia me están convenciendo de que no era tan así lo nuestro. Tal vez todo fue una exageración y nuestro amor no tuvo la magnitud que yo le atribuí. Tal vez el día que  lo vuelva a ver no sienta absolutamente nada más que añoranza de un tiempo que se fue. Tal vez finalmente lo dejé de amar. Así, ese amor eterno terminó después de varios finales, tiempo y distancia. Así de fácil...
No me conformo con pensar que el amor puede morir con tanta ligereza y resignación. No es posible que un poco de distancia basten para desaparecer todo rastro de sentimiento... Y sin embargo, parece que así es. Tal vez nos dejamos llevar demasiado. Tal vez exageramos. Tal vez nos dijimos "te amo" sin sentirlo... Tal vez, en realidad nunca nos quisimos.

domingo, 23 de agosto de 2015

Del otro lado

Hace un par de días, me tocó estar del otro lado. Me tocó decir adiós, ser quien decide no seguir.
Honestamente fue la primera vez que me toca vivir las cosas desde esta perspectiva. Si bien la relación que mantuve con esta persona no llegó a ser un noviazgo formal, hemos tenido idas y vueltas durante casi un año. Pero por determinadas razones yo decidí poner fin definitivo a tantos encuentros y desencuentros.
Creo que el desencadenante fue ver que no podía responder de la misma manera que él. Yo veía claramente cómo me quería, cómo se desesperaba por verme, por estar conmigo. Y por más que intentase no lograba compartir ese sentimiento. No digo que no me generase nada. Con el tiempo le tomé cariño. Pero no era el tipo de sentimiento que te vuela la cabeza y te hace hacer miles de cosas impensables. Poco a poco dejé de creer que eso existiese.
Un día decidí que era demasiado egoísta mantener a mi lado una persona tan cariñosa cuando yo no podía devolver ni la mitad de cariño. Me pareció desperdiciar su tiempo, sus energías, sus ganas de amar. Y decidí que lo mejor era distanciarnos, que ambos merecíamos algo mejor. Él merece a alguien que se muera por verlo llegar y abrazarlo. Y yo merezco a alguien que me haga despertar ese sentimiento. 
No me conformo con la idea de querer o que te quieran. Necesito ambas partes. Necesito que haya un ida y vuelta y por eso tomé esta decisión. No fue fácil, no fue nada lindo. Sabía que estaba a punto de romper un corazón sincero, pero necesitaba sincerarme yo. Sabía que seguir alargando el tiempo era sólo confirmar lo que sentía: no lo amaba. Y no es algo que yo elegí, al contrario. Me hubiese encantado corresponderle. Me hubiese encantado compartir muchas más cosas con él, pero me fue imposible.
Así que ahí estaba yo, diciendo en voz alta lo que él ya sabía y no quería escuchar. Con el tiempo he aprendido a decir la verdad, aunque sea cruel. He decidido que no tengo problemas en que me odien por decir lo que pienso o siento. He dejado de filtrar mis pensamientos porque era la única manera de no mentir. Antes intentaba proteger todo el tiempo a la gente que me rodeaba. Pensaba y decía sólo lo que creía que era conveniente, lo que no los iba a lastimar. Sigo siendo una persona que piensa todo lo que dice, pero ya no evito decir la verdad por más dolorosa que sea. Aprendí que no se puede cuidar a las personas de la realidad, y que sobreprotegerlas es quitarles la posibilidad de autonomía, de ser valientes, de decidir qué hacer con lo que les pasa.
Fui sincera y concreta. Dije que no creía que las cosas fueran a funcionar si no lo habían hecho hasta ahora, y sobre todo dije lo que sentía con todas las letras, dije que no era amor lo que sentía. No pude evitar sentirme una porquería. Cuando emprendía el camino de regreso sólo pensaba en eso. "Qué hija de puta soy". Pero era la única manera. 
Intentamos armar algo juntos y no funcionó. No me arrepiento de haberlo intentado, aprendí mucho de esta persona. Pero creo que seguir insistiendo era forzar las cosas y el final iba a ser demasiado engorroso. Decidí que no iba a volver a pasar por un final tan trágico e intenté cortar por lo sano. Me tocó ser la fría, la que había tomado una decisión y no iba a dar marcha atrás por mucho que escuchara, que le rogaran. Me sentí como aquella persona que alguna vez me rompió el corazón a mí. No pude evitar pensarlo... ¿Habrá sido así? ¿Habría dejado verdaderamente de quererme y había decidido que lo mejor era alejarse por que me veía realmente mal? Por un momento me vi siendo él, y vi a la otra persona ser yo. Recuerdo perfectamente que le pedía por favor que parara, que no me dejara. Recuerdo lo mucho que me dolió, recuerdo lo mucho que lo odié por verle decir esas cosas con tanta frialdad. Estaba volviendo a vivir esa situación, sólo que esta vez, me tocó estar del otro lado. Creo que sólo entonces pude entender un poco mejor su parte. No debe haber sido fácil verme llorar y suplicar que se quedara. No debe haber sido fácil demostrar endereza para hacerme entender que lo mejor era parar. No fue fácil para mi pararme de ese lado, ser impenetrable, decir en voz alta que las cosas no estaban funcionando y que no quería que nos siguiéramos lastimando.
Está mal que lo diga, pero pensar eso me tranquilizó un poco. Me hizo creer que fue la mejor decisión. Haberme quedado sola fue lo que me llevó a aprender a ser, a decir cuando es sí y cuando es no. Ese día dije basta porque otra persona me enseñó que las cosas no hay que forzarlas. Que si no funciona es por algo, que todo tiene un ciclo. Es doloroso. No va a dejar de importar de un día para el otro. Pero es la verdad. 
He empezado a creer que las relaciones son simplemente así. Existen personas que encajan y personas que no encajan nunca. Hay personas que encajan un tiempo, y después dejan de hacerlo. No es la culpa de nadie. Uno nunca decide qué sentir.
 Estoy empezando a abandonar esa idea romántica de las almas gemelas, poco a poco... 

domingo, 9 de agosto de 2015

Inevitablemente necesario

Yo lo quería, pero él no me quería a mi. Por lo menos no lo suficiente. Es tan simple y doloroso como eso.
En algún momento, él dejó de amarme. No sé cómo ni cuándo ocurrió, pero el simple hecho de que pasara me hace pensar que el sentimiento no fue tan fuerte y poderoso como creía.
Yo no me alejé porque quisiera, sino porque tenía que hacerlo. No hay forma de hacer que una flor vuelva a florecer una vez marchita. Y con nuestra relación pasó exactamente lo mismo: en algún punto ambos dejamos que se marchitara.
Sé que habernos separado fue lo mejor para los dos. Sé, en lo más profundo de mi ser, que el hecho de que se haya ido fue un bien para mí. Pero... no puedo evitar sentirme insatisfecha. Sé que estoy mejor ahora, que he conseguido lograr cosas inimaginables en otro momento. He crecido, he aprendido a amarme con una sinceridad y fortaleza que desconocía. Y todo eso lo aprendí cuando no me quedó otra opción que ser fuerte.
Entiendo que todo lo que pasó fue por algo, que era inevitablemente necesario. Nos hacía falta dejarnos, bah, hablo por mí. Nunca voy a saber a ciencia cierta lo que él pensaba, sentía o siente. No hay forma de que algún día lo sepa, por eso he dejado de preguntármelo.
Sé que hoy las heridas me duelen menos, y que mañana serán aún menos dolorosas. He dejado de soñarlo constantemente, de traerlo siempre en alguna conversación. También he dejado de necesitar su presencia en mi vida diaria, lo que sin duda supuso un gran alivio. Hasta he conocido a alguien más, he dejado de creer que él iba a ser el único.
Todo eso me ha llevado tiempo, noches de llanto y muchas reflexiones. Pero lo he logrado, he logrado seguir. He aprendido que soy demasiado especial como para conformarme con un amor amigajado. Todos merecemos que nos amen con locura, con fe y sin ataduras. Como alguna vez yo lo amé a él.
Es un alivio saber que nunca más voy a sentir que mi mundo se desmorona por la ausencia de una persona. Es un alivio saber que no necesito a nadie para ser feliz. Que sólo yo puedo salvarme, que sólo yo puedo curarme las heridas. Pero sigo sin poder deshacerme de la sensación de desperdicio y derroche, y eso es lo que todavía hoy me causa tristeza. Supongo que ese es el precio de vivir apasionadamente y comparto una frase que le pertenece a Stephanie Meyer: "Cuando la vida te ofrece un sueño que supera con creces cualquiera de tus expectativas, no es razonable lamentarse de su conclusión." (Crepúsculo, 2005:9)

domingo, 26 de julio de 2015

Respeto

"La base  de una relación es el respeto. Hay quienes dicen que la base es el amor. Sí, es cierto. Pero al amor hay que ayudarlo.
Respeto para aceptar al otro tal como es. Aceptar lo bueno y lo malo del otro. Y ahí es donde entra la valentía. Porque hay que ser muy valiente para querer también lo que no nos gusta. Requiere de mucho coraje ser sinceros y honestos. Primero con uno mismo y después con la persona que lo eligió a uno. Nuestro trabajo es hacer que esa persona que nos eligió nos siga eligiendo. Nada más."







Imposible agregar algo más. Disfrútenlo.

viernes, 24 de julio de 2015

Error invisible

Una persona que ha sufrido alguna vez el dolor del desamor me va a saber entender perfectamente. Uno no vuelve a ser el mismo. Es imposible. Y hasta cierto punto, es un alivio.
Hay una especie de ingenuidad que muere con el primer amor. Hay muchas cosas que no se vuelven a pensar, decir, hacer. Uno entiende con el tiempo que la eternidad no es tan tangible como a veces gustaría. En realidad, el primer amor termina. Y luego vienen otros amores, que no son ni iguales, ni peores, ni mejores. Son otros. Son diferentes. Son especiales a su modo. 
Me resulta curioso lo mal que pueden a veces terminar las relaciones. Pensar que al principio nunca imaginaríamos terminar sin volver a hablar con esa persona. Con una persona que pasábamos horas mirando, leyendo, besando, abrazando. Personas que hubiésemos querido mantener, pero que por alguna razón ya no están. Porque no quisieron, porque no pudieron, porque no tenía que ser así. La verdad es que no hay una razón que nos conforme, por lo menos en un primer momento. Es muy difícil acostumbrarse a la idea de que no estén, de que se hayan ido, o de haber decidido irse.
 Lo mágico que tiene la vida es justamente no saber cómo pueden terminar las cosas.
Pero, ¿cómo queda uno después de que una relación lo cambió tanto? Primero, no se vuelve a ser el mismo. Y esto no tiene que ser necesariamente algo negativo. La posibilidad del cambio te permite lograr cosas que en otro momento ni siquiera hubieses pensado. Pero evidentemente quedan heridas, dolores, espacios vacíos. Sin importar por qué se haya terminado, el hecho de que no haya funcionado evidencia una falla. Y es ese sentimiento el que causa malestar. No saber por qué, aunque lo quisimos de verdad, no funcionó. Hay algo que he aprendido recientemente. Es necesario entender que las cosas nos pueden salir mal aunque hayamos hecho todo bien. Suena ilógico. Se siente frustrante. Pero a veces, así es. A mí también me gustaría saber la razón, al menos para dejar en paz todos esos pensamientos que intentan explicar esa especie de error invisible. Pero no lo sé. No sé porqué sucede. 
Lo importante es que ese enigma no nos bloquee, que no nos impida seguir. Repito: la posibilidad siempre está. Pero con querer no alcanza. Hay que ir más allá. Darse la oportunidad. Intentarlo de verdad. 
Una cosa más, haber cambiado no sólo significa haber sufrido. También significa haber crecido, haber aprendido cosas nuevas. Haber errado te permite volver a intentarlo sabiendo qué cosas funcionan y cuales no. Y eso, es una ventaja. 
Todos esos miedos que acumulamos, y todos esos fantasmas que nos persiguen puede que se mantengan ocultos sin querer salir. Depende de nosotros enfrentarlos o alimentarlos. No dejemos que consuman nuestra fe. No carguemos en otro la tarea de rellenar huecos. A veces no es necesario completar todos los vacíos. Creo fervientemente que a veces, lo más sano es aprender a convivir con ellos.

lunes, 13 de julio de 2015

Superhéroe

Nunca creí que diría esto sobre una persona que quise,-que amé-, pero ahí va:
Estoy agradecida de que se haya ido. Estoy agradecida de que haya decidido no volver.

Es casi contradictorio. Si hubiese sido por mí tal vez hoy seguiríamos juntos, tal vez hoy no tendría la necesidad de estar escribiendo esto. Pero la realidad a veces supera cualquier deseo y aquí estoy, en un lugar donde jamás hubiese imaginado estar. Y me alegra que así sea. Me alegra poder estar aquí, sin él. A veces la vida nos tiene preparado circunstancias que no entendemos, que no nos gustan, que hacen tambalear todas nuestras estructuras. Pero tranquilos, nada es casualidad, nada pasa porque sí. No luchen contra algo que no depende de su voluntad, no se engañen sin necesidad. Cuando la vida te dice no, es porque algo mejor te espera en otro lugar.
Entendí que decir que una persona fue “lo mejor que me pasó en la vida” es autolimitarme. Es pensar que jamás encontraré algo que me llene, y las cosas no funcionan así. Soy joven, muy joven. Todavía no he vivido los suficientes años como para poder poner en la balanza todo lo bueno y lo malo que me haya pasado. Me queda mucho por pasar, por sufrir, por llorar. Y eso me llena de alegría.
Porque todavía tengo mil posibilidades, mil historias por vivir. No necesito compararlas, no necesito que sean iguales. Necesito experiencias nuevas. Uno nunca debería volver intentar repetir algo que ya vivió, es un desgaste energético sin ganancias. No se obtiene más que recuerdos truncos, modificados por elección, que jamás van a sentirse como la primera vez.
Hoy soy una persona totalmente distinta. Y mañana tampoco seré la misma. Soy versátil, volátil, cambiante, inestable. Y eso es lo mejor que tengo. Puedo ser mil cosas a la vez, puedo experimentar mil emociones, mutar todo el tiempo. Aprendí a crecer sola cuando no me quedó otra alternativa. Como le pasa a todos. Aprendí que no existe un alma salvadora, que uno mismo es su propio super héroe, que no depende del apoyo ajeno aunque es lindo saber que cuenta con alguien. Las etapas más difíciles de superar se asumen a partir de voluntad propia. Si la decisión no es tuya, el pozo se hace cada vez más profundo y oscuro. Es difícil, da mucho miedo. Da la impresión de que las cosas malas van a durar toda una eternidad. Y de repente te das cuenta que no es así, que un día todo deja de ser tan malo.  Que de a poco uno va saliendo adelante, porque nunca se dejó vencer.

He aprendido muchísimas cosas en este tiempo. He descubierto mi felicidad interna. Creo que nadie es capaz de robarme el amor que hoy siento por mi, por cada una de mis cicatrices. Soy todo lo que quiero ser, y si hay algo que no me complace depende de mí modificarlo. Tenemos más poder del que creemos. A veces nos subestimamos mucho, demasiado diría yo. Si todos fuésemos capaces de mirarnos al espejo con un poco más de cariño y orgullo, porque una dosis de orgullo por quién sos es lo más sano de este mundo, todo sería mejor. Y todo siempre puede ser mejor, que no te quepa la menor duda.

miércoles, 24 de junio de 2015

Esperar

Otro cantado lamento tonto, no te termino de abandonar...










(Algo en mí siempre va a querer seguir esperando.)

domingo, 24 de mayo de 2015

Universo

El día de hoy ha sido un muy bello día. No sólo porque el universo cooperó para que saliese el sol, y fuese un domingo placentero. Sino porque pude reunirme con una querida amiga y matear sentada en el pasto, mirando la laguna. No debe haber cosa más placentera que compartir tu tiempo con gente que tan luminosa.
Lo mejor de todo es la sensación que me quedó cuando volví a mi casa. Me sentí feliz, llena. Cómo si hubiese podido sanar mi alma con un rato de paz. Fue hermoso, muy hermoso. Qué decir, no hay dicha como aquella que es compartida y así me sentí. Lo más bello es encontrar luz entre tanta oscuridad. Y siempre está, creanme que en algun rincón, esa pequeña e incansable luz está, esperando que la encuentren y la hagan crecer. 
Como le comentaba a mi amiga, los momentos en que estoy más triste es cuando más escribo. No porque necesite estar bajoneada para escribir. Pero hay una facilidad para la comprensión y para la meditación que no se tiene en momentos de euforia. Como solía cantar Cerati "encontrar belleza en este caos es virtud." Y así lo veo. Poder transformar lo malo que nos pasa, reinventarlo, recontruirlo es una gran virtud que deberíamos poner en practica con más frecuencia.
Y es que después de todo, nosotros somos cambio, nosotros somos transformación, somos muerte y vida, somos todo lo que queramos ser. Porque tenemos ese potencial, todos, absolutamente todos tenemos lo que nos hace falta para ser lo que sea que queramos. Nuestro límite somos nosotros, quien decide cuando parar, cuando abandonar la lucha es uno.
Sé que siempre termino hablando de este tema del cambio y del movimiento. Pero es que de verdad, creo que la vida funciona de esa manera. Que hay que desacostumbrarse, que hay que animarse y seguir andando hasta el final. Y perseguir aquello que querramos, no quedarnos jamas con las ganas. Porque cuando alguien lucha por lo que quiere, el universo conspira para que tarde o temprano lo consigamos. 

viernes, 15 de mayo de 2015

El resto

La única persona que hubiese deseado que se quedara para siempre se fue. El resto no dolerá tanto como eso. Puede ser un poco egoista, pero hay muchas cosas que no volveré a hacer por alguien. Pero tengo la duda de si lo volvería a hacer por la misma persona. Tal vez sí, tal vez no. ¿Quién sabe? De todas maneras, es inútil pensar en eso ahora. Puedes irte, no voy a seguirte. No puedo seguir persiguiéndote. Vos decidiste irte, desde la primera vez. No hay nada que yo pueda hacer. No se trata de buscar culpables. Sé quién soy, lo que valgo. Por eso dejé que te fueras la última vez. No puedo seguir esperando a quien no quiere, no se anima, no puede amarme como lo merezco. Buena vida, mi amor. Que seas muy feliz. Yo procuraré serlo, con o sin ti.

De eso se trata

No sé cómo tengo que interpretar el hecho de que al menos una noche cada tanto te vuelva a llorar.
Mil veces te recuerdo, mil veces trato de reprimir alguna sonrisa o una lágrima cuando te pienso. Imagino que estás bien, que hiciste tu vida. Que eso era lo correcto. Yo también seguí, porque no había otra manera. Por más que quisiese detenerme en algún lugar, la vida sigue. Por más que no estés.
En cierto punto, me duele más que la decisión no haya sido mía. Pero que no la comparta no significa que no la respete. Me alejé porque vos quisiste que así fuera. Y¿ cómo volver después de eso? ¿Cómo querer regresar donde no soy bien recibida? 
Todavía pienso que todo lo que siento es un desperdicio, no logro conformarme. Me mantengo alejada porque no soporto lo que siento cuando te tengo cerca. Porque no consigo acercarme sin que me lastimes. 
Sé que no voy a volver a querer a alguien de esta manera, y en algún sentido es un alivio. Esta mezcla de emociones es demasiado fuerte, casi inverosímil. Jamás habría pensado que podría extrañar a alguien, quererlo y odiarlo a la vez.
 Me enseñó mil cosas buenas y me desilusionó mil veces. Me destrozó el corazón y también me enseñó a confiar en mi. No tiene sentido, pero parece que justamente de eso se trata. Y si esto no es amor, no sé que puede ser.

martes, 14 de abril de 2015

Carta a un querido amor

Te extraño.
¿Pero sabes qué? Hay algo que todos necesitamos aprender: a las personas hay que dejarlas ir. Es importante hacer viajes, conocer distintas direcciones y crecer a partir de eso. La posibilidad de cambio está en esa iniciativa de no quedarse siempre en el mismo lugar. Y está bien, y es bueno, es sano cambiar.
Por eso intento quedarme con todo lo bueno y lo malo que aprendí, con y sin vos. Por eso estoy agradecida de haberte conocido. Y también de haberte perdido. Aunque me siga doliendo y siga sin acostumbrarte a la idea. Mejor dicho, no debería considerarse una pérdida, eso significaría asimilar algún tipo de culpa y en algunas ocasiones no necesariamente existe un culpable (o más bien la culpa es totalmente equitativa). Me refiero a que las cosas pasan por algo, y que uno aprende a ser conforme a las situaciones difíciles que les toca atravesar en la vida.
Aprendí que soy un montón de yos.  Que cada uno de mis estados de ánimos son míos; mis arranques, mis debilidades, mis virtudes, mis logros son el reflejo de mi personalidad. Y estoy orgullosa de quien soy. Y eso es lo que realmente importa.
Así que intento asimilar el hecho de que es necesario crecer, y eso significa cambiar. Aprendo y me equivoco todo el tiempo, y eso está muy bien. Deseo nunca dejar de aprender, y para eso hay que darse la posibilidad de errar. Pero sobretodo hay que permitirse volverlo a intentar.
No sé cuándo dejaré de extrañarte, pero sé que todo va a estar bien. Así que te deseo buena suerte, y aunque ya no pueda verte sabes que estoy pensando en vos. Te quiero. Con toda mi alma. Gracias por todo y buen viaje, querido amor.

martes, 7 de abril de 2015

Siento

Siento que si tuviera la posibilidad de volverlo a ver y coincidir miradas, si pudiese cruzarlo sin enojos ni indeferencia, correría a sus brazos. Me hundiría en su alma. Me metería dentro suyo, como alguna vez solía decirle.

martes, 24 de marzo de 2015

Basta

Cuando uno busca donde no debe, se entera de lo que no quiere. O tal vez busca ahí justamente para encontrar algo que le abra los ojos. Todavía siento un revoltijo en el estómago. Debería dejar de perder el tiempo pensando en alguien que ya me olvidó. Basta, Micaela. Por favor, ya basta.

Días de lluvia

Es impresionante, e incluso frustrante, lo nostálgica que me ponen los días de lluvia.
Soy muy consciente de cual es la razón. Los días de lluvia que pasé con vos. La primera vez que nos vimos, la primera vez que estuvimos juntos, nuestro primer beso bajo la lluvia, nuestro último reencuentro. En todas esas oportunidades llovía, con mayor o menor fuerza, pero llovía.
¿Será que la lluvia siempre te traerá a mi mente? Yo diría que ya tengo suficiente con soñarte de vez en cuando, con parafrasear sin querer tus dichos y con imitarte sin darme cuenta. Pero al parecer no es así.
Qué desgastante es esperar que vuelvas. Qué desgastante es tener esperanzas de que lo hagas. ¿Cómo terminar con esto? ¿Cómo aceptar que si te fuiste es porque definitivamente no pensabas en volver? No importa el hecho de que hubiera intentado cualquier cosa con tal de que te quedaras, no importa que te llore cada mes, no importa nada de eso. El día que me dijiste que ya no querías estar conmigo ya estabas demasiado lejos como para alcanzarte. 
Sé que tendría que dejarte ir. ¿Qué más puedo hacer? Por eso voy a hacerte una promesa, aunque no puedas escucharla, aunque tal vez ni siquiera importe ahora. Prometo no volver a buscarte. Prometo seguir adelante. 
Pero desgraciadamente, eso es lo único que puedo prometer. Ni siquiera sé qué puede llegar a pasar. Si volveré a soñarte o a pensarte, si dejaré de ponerme nostálgica los días de lluvia. Sólo prometo no hacer ningún intento por correr a tus brazos. Aunque en el fondo me muera de ganas. Tal vez el tiempo haga lo suyo y logre olvidar cómo se sentía. 
No voy a volver. Es eso lo que querías desde un principio, ¿verdad? Querías hacer tu camino lejos de mi. Tal vez un día, cuando sea más sabia, lo entienda. Por el momento, me queda vivir desgastando tu recuerdo hasta que se vuelva costumbre y ya no duela. Qué desperdicio...

lunes, 23 de marzo de 2015

Excusas

Si hay algo que me molesta a veces es escuchar, de manera demasiado reiterada, que la gente utilice el "no puedo" como justificativo para dejar las cosas tal cual están. Me parece la excusa más tramposa e irritante que puede existir. Decir que no somos capaces no es más que negarnos a nosotros mismos, sin siquiera intentarlo, la posibilidad de avanzar.
En parte reconozco que me considero ser el tipo de persona que constantemente está en busca de más. Será que a mi me gusta aprender día a día, descubrir, problematizar, ver el mundo de distintas formas y no quedarme con una sola lectura. Puede ser que a veces me gustaría conocer más gente así. Tengo el recuerdo de haber leído por ahí, que uno tiene que ser de la manera en que quiere que lo traten los demás. De la misma manera, es necesario ser del tipo de persona con el cual te gustaría juntarte. Es necesario estar orgulloso de uno mismo. No es lindo envidiar al otro, o quedarnos con frases como "me gustaría poder ser como vos". Porque repito, es posible cambiar. Es posible ser lo que queramos ser. Depende de uno, de nuestra voluntad y nuestra iniciativa, y fundamentalmente de nuestras decisiones. No nos quedemos con el conformismo. Es necesario saber que los límites los trazamos nosotros, para con los otros y para con uno mismo.
Así que salgamos de esa zona de confort que nos ciega y nos hace ver el afuera como un problema, como algo inhóspito e inhabitable. Debemos salir, debemos cambiar, debemos movernos. Porque de eso se trata la vida, de caminar y nunca detenerse.

domingo, 22 de marzo de 2015

Más que suficiente

Es posible que esté un poco influenciada por mi estado sentimental actual, pero yo considero que la propaganda masiva de la media naranja no es del todo sana. De ninguna manera niego lo lindo que es estar con alguien que te entienda y te ayude a compartir momentos buenos y malos, pero no me parece adecuado asegurar, cual si fuera un deber, que "algún día llegará la persona que esté siempre con vos." Es como admitir que si no estamos en pareja nunca vamos a encontrarnos totalmente completos. Eso, es una gran mentira. No hay persona que te complete, más bien hay personas que te permiten descubrir cuales son tus vacíos. Pero no es el deber de ellas rellenar los espacios en blanco, ni mucho menos hacerse cargo de lo que falta. Si eso se puede considerar un deber, depende de cada uno ocupar esos vacíos. No hay nadie que pueda quererte, como vos mismo. Y hasta que no entendamos verdaderamente eso, no vamos a avanzar en esta postura. Hasta no descubrir que somos únicos, suficientes, mucho más que suficientes, que merecemos lo que soñamos y que nadie puede venir a decirnos lo contrario, no vamos a ser verdaderamente felices. 
La felicidad está en aceptarse con gustos raros, defectos que no nos gusten tanto, manías que a veces nos hacen renegar más de lo necesario. Pero hay que tener en cuenta que esos pequeños "errores propios" son los que te definen como persona. Son quien sos. Y no es necesario cambiarte para que alguien más te quiera. Vos mismo no mereces eso. ¿Cómo podes esperar amor de una persona que desea modificar tu forma de ser?
Es más, es muy difícil sentirse merecedor de cariño si no sentimos amor por nosotros mismos. Por esta razón, las cosas tienen que empezar a construirse en uno. Mirarnos, aceptarnos, mimarnos, reírnos de nosotros mismos, sentirnos orgullosos, felicitarnos. Todo eso es necesario. 
Volviendo al punto con el que inicié este post, uno mismo es más que suficiente. No es necesario estar en pareja para ser feliz o estar completo. Uno mismo puede ser capaz de enfrentar lo que sea cuando sea. Puede que algún día todos encontremos a alguien con quien podamos ser simplemente nosotros mismos, o puede que no. Puede que sigamos siendo nosotros mismos sin la necesidad de estar con alguien que no nos entienda, o no quiera lo mismo. De cualquiera de las dos maneras va a estar bien.

Caminando

"He tenido tiempo para acostumbrarme. Para no echar de menos sus abrazos, ni el olor de su coche, ni sus cosquillas, ni su voz al decirme ‘te quiero’. He tenido tiempo para verle con ella mil veces, porque ambos se han encargado de que los vea juntos demasiadas veces. He tenido tiempo de convencerme de que merezco algo mejor. He tenido tiempo de conocer a otros chicos.
Entonces, ¿por qué? ¿por qué sigue doliendo?"

Simplemente lo leí, y no pude evitar derramar algunas lágrimas. De esto deduzco que el acostumbramiento y la aceptación son cosas totalmente distintas. Obviamente, aún no me resigno, aún no me doy por vencida. Y estoy orgullosa de ser del tipo de persona que no se rinde sin luchar hasta al final, pero pelear durante tanto tiempo por algo que no depende de mi es un acto que consume, que desgasta. Ninguno de los dos extremos es el camino correcto. Pero la única manera de descubrir la respuesta es seguir caminando.

Retrospecciones

A veces, siento la imperiosa necesidad de buscar la notebook, abrir el blog y escribir. Es exactamente como me siento ahora. No estoy para nada segura de por dónde irán mis pensamientos esta vez, pero sé que decir lo que se encierra en mi cabeza me libera. Supongo que todos vamos a concordar con esta idea, no hay sensación que cause tanta felicidad como el sentirse libre.
Sinceramente no sé si he planteado ya esta temática en mis anteriores post, pero he estado vacilando entre las diferencias y las similitudes de aceptar y de entender. Según la página web de WordReference.com aceptar significa, en una de sus acepciones, admitir, conformarse. Por otro lado, en base a las definiciones de la misma página, entender significa comprender, captar el sentido de algo.
Me resulta sumamente curioso que a veces las personas, o por lo menos un gran grupo en el cual me incluyo, necesitemos entender las cosas para poder aceptar. Es como si saber el por qué de las cosas fuera algún tipo de exigencia o requisito que derivaría en la aceptación, 
Por mi parte puedo explicar esa urgencia; está relacionado con mi forma de ver el mundo. Actualmente estoy formándome como historiadora. Soy una persona que vive haciendo retrospecciones para tratar de dar explicaciones del porqué las cosas son hoy como son. Es inevitable para mi no buscar explicaciones, hipótesis, al menos una idea que me resulte factible para deducir cómo fue que las cosas terminaron de tal o cual manera. Y en este punto, creo que todos somos un poco historiadores. Todos tenemos ese instinto de investigador, de querer explicar el porqué de algo.
Lamentablemente a veces por más que retrocedamos, mentalmente ya que de otra forma no se puede, en el tiempo no podemos encontrar solución o explicación a algunos resultados. ¿Qué nos queda entonces? Por mi parte, puedo decir que soy una persona a la que le cuesta mucho conformarse. En casi todos los sentidos. Me cuesta aceptar que las cosas son como son porque sí, y no sentir que hay algo que se me escapa, algo que no estoy pudiendo comprender. No sé si todos sentirán el mismo tipo de frustración cuando le sucede algo similar. El punto es que, mal que me pese, hay cosas que se escapan a mi raciocinio y a mi capacidad de comprensión. Sin embargo, mi pensamiento es que continuamente nosotros modificamos nuestra forma de ver la realidad y de descifrarla. Tal vez más adelante podamos entender lo que hoy nos resulte incomprensible. Si hay una de las ideas que me conforman en algún punto debe ser ésta, saber que no está todo dicho.

lunes, 9 de marzo de 2015

Cielo e infierno

Es curioso como he incorporado cosas suyas a mi manera de pensar. A veces me encuentro repitiendo sus palabras sin pensarlo, sin siquiera dudarlo. Como si las hubiese hecho mías, como si las hubiese memorizado minuciosamente para poder recitarlas en algún momento oportuno. Y así sucede, me repito y repito al resto frases que una vez escuché de su boca, y no puedo evitar sentir un remolino de nostalgia en mi vientre. A veces siento que sin sus consejos yo no habría avanzado tanto. ¿Cómo se puede estar tan agradecida con alguien y a la vez tenerle odio y resignación? Es totalmente irónico. Es doloroso, también. Guardo los mejores recuerdos de las lecciones que me dio, y no puedo luchar con el sentimiento de que haberlo cruzado en mi camino fue lo mejor que me pudo pasar. Supongo que algún día voy a entender que si ya no está en mi vida es porque necesariamente tiene que ser así. Espero encontrar resignación. Pero me conozco lo suficiente como para saber que no soy el tipo de persona que se conforma con echarle culpas al destino o desligarse de las responsabilidades. Sigo lamentándome por eso. Sé perfectamente que puedo encontrar a alguien con quien las cosas sean más fáciles y menos dolorosas. Pero jamás encontraré a alguien que me haga sentir tantas cosas a la vez, que me permita experimentar un amor tan intenso, tan dual. El cielo y el infierno a la vez. Es mágico y adictivo. Diría que es imposible escapar. De hecho, yo no he podido escapar aún. Ni siquiera creo que esté bien el deseo de escapar. Correr no sirve de nada cuando los sentimientos se llevan dentro. Permanecerá en mi el tiempo que sea necesario, y eso me causa cierta tristeza. Quisiera recordarle por su sonrisa, por su manera de bailar y la tranquilidad que me transmitía cuando me abrazaba. Pero no puedo evitar sentir un poco de rencor, un poco de enojo. Desearía que estuviera aquí. Desearía que no se tuviera que haber ido para apreciar todo lo que me enseñó. Desearía que me quisiera lo suficiente como para regresar de verdad y no irse jamás. Pero algo en mi me dice que eso no va a suceder.

domingo, 8 de marzo de 2015

...

¿Algún día me vas a dejar de doler?

viernes, 6 de marzo de 2015

Lo que extraño

Lo que en realidad extraño es a mí, cuando era verdaderamente feliz sintiéndome enamorada.

Huellas

El problema es que tanto las heridas como los miedos son acumulables. A lo largo del tiempo no se disipan, sino que se apilan en un rincón. Se amontonan en tu interior, preparándose para salir a flote cuando crees que cruzaste las barreras que te impedían avanzar. Y ahí están, cual fantasmas al acecho, intentando mantenerte quieto, inmóvil.
Pero la vida se trata de movimiento, de cambios, de visitar distintos paisajes, conocer distintas personas. Ser estático es estar muerto.
Y entonces, ¿cómo hacer? ¿Cómo deshacernos de esa pila de miedos y decepciones acumuladas en el fondo de nuestro alma? En este momento se me viene a la mente una frase de Ricardo Arjona... "El problema no es el daño, el problema son las huellas." Indudablemente son las cicatrices lo que perduran en nuestro recuerdo, es lo que vemos cada vez que nos miramos al espejo. Un reflejo hecho y deshecho, lleno de batallas, algunas ganadas, otras, perdidas. No debería ser el miedo el que nos detenga. Debería ser el coraje lo que nos empuje a seguir más allá de cualquier otra cosa. Y sin embargo, mírennos. Quietos, inmóviles. Dejándonos vencer por fantasmas que sólo están en nuestra mente. Qué tristeza. Qué tristeza me produce verme así, atada de pies y manos por un sentimiento. ¿Cómo es posible que permita que mi historia termine así? Que el mal capítulo haya sido el final del libro. Se supone que las buenas historias siempre nos dejan una buena enseñanza, que nos brindan un toque de magia y esperanza. Se supone que hay algo más fuerte que el miedo y el rechazo. Lo hay, estoy segura. Necesito buscar la manera de encontrarlo.

lunes, 16 de febrero de 2015

A veces

A veces, simplemente te extraño y tengo ganas de que me abraces, beses mi frente y digas -sólo como vos sabes decir- "todo va a estar bien."

La mentira más grande


¿Saben qué creo? Que las personas no son conscientes del daño que pueden generar. No saben con exactitud lo perjudicial que es para alguien cruzarse con una persona que miente para conseguir cualquier cosa que deseen en un momento determinado. No voy a entender nunca por qué lo hacen. Si queres algo, decilo. ¡Mirá que fácil! ¿Cuál es la necesidad de engañar a la gente para que hagan lo que vos quieras sin darse cuenta? ¿No es más fácil, y sobretodo honesto, decir de entrada cuales son tus intenciones?. Así se evitarían muchísimas cosas. Así no sufriríamos tanto cuando las cosas se terminan. 
El problema es que a todos nos encanta ocultar cosas. Nos creemos más inteligentes, hasta superiores. Creemos que es mucho más sencillo de ese modo. ¿Y saben qué? No lo es. Una mentira lleva a la necesidad de inventar otra para taparla, y así sucesivamente, hasta que se vuelve una gran bola de mentiras y falsedades que te aplastan. 
Lo peor de todo, es darte cuenta que todo lo que te dijeron era falso. Percibir que fuiste manejado cual títere, por las ambiciones de alguien que creías diferente. A fin de cuentas, tras repasar en tu cabeza días enteros aquellos momentos en los que pensabas que eras feliz, o al menos creías serlo, empiezas a dudar si en realidad eso era felicidad. Una de las cualidades de la mentira es que tiene la capacidad de disfrazarse de tal manera, que hasta se siente casi como una verdad. Entonces, ¿qué pasa con aquellos que son toda su vida engañados y viven felices? ¿Se puede considerar esa felicidad autentica cuando tiene origen en una mentira?
Hago todas estas cavilaciones porque estoy dudando acerca de la razón de mi felicidad en los últimos tres años. De más está decir que dejar que una persona se vuelva el único motor de tu vida es un error. Pero más allá de ser consciente de mi  gran equivocación, me he dado cuenta que muchas cosas que a mi me gustaban, que a mí me hacían feliz eran cosas falsas. Es decir, yo moría de amor por los detalles tiernos, por cosas como dedicar una canción y regalar flores. O cosas más pequeñas aún, traer un chocolate para compartir entre dos, o merendar juntos. Y él sabía todo eso. Sabía cuánto me gustaban todas esas cosas, a tal punto que se convirtió durante un tiempo en el chico perfecto para mi. Se transformó de tal modo en que no sabía si soñaba o si en realidad me había cruzado con una persona tan maravillosa. Llegué a llamarlo "mi milagro personal". Y después de un tiempo, toda esa hermosa fachada color de rosa se fue desmoronando. Ya no quedó nada de ese hombre detallista y atento que había encontrado al principio. Ya ni siquiera encontré cariño en esa persona cuyos brazos se habían convertido en mi lugar favorito en el mundo. Fue la mentira más grande de mi vida. Creer que era posible algo así fue algo ingenuo de mi parte, pero hacer todo un acting por tanto tiempo fue cruel y despiadado de la suya. 
Hasta he llegado a pensar que planeó todo eso para evitar que yo pudiera si quiera meditar la posibilidad de enamorarme de alguien más. Lo único que sé con certeza es que no sé con quién estuve de novia todo ese tiempo. No sé absolutamente nada de él. No puedo creer en los sentimientos de una persona  que finge ser otra para enamorarte. No puedo creer seguir enamorada de una persona así. A sabiendas de que todo es falso uno debería poder desligarse. Pero como dije más arriba, uno se puede enamorar de una mentira y ser feliz con eso.

jueves, 12 de febrero de 2015

Destino

He estado meditando acerca de esas cosas que pasan en nuestra vida y son totalmente ajenas a nuestro arbitrio. Me pregunto si acaso son consecuencias de decisiones pasadas sin contemplar, o si tal vez sea producto de una fuerza que no podemos controlar. Es decir, ¿existirá aquello que nosotros llamamos "destino"? ¿Será verdad que hay algo más allá de nuestra voluntad e iniciativa que dirige nuestra vida y guía nuestro camino?
Más de una vez he escuchado -y he dicho- la frase "si tiene que ser, será", "si está destinado a pasar, pasará". ¿Verdaderamente podemos sentarnos a esperar que los astros se alineen a nuestro favor para realizar alguna acción? Dudo mucho que podamos dejar todo en manos del destino, de la suerte o de como quieran llamarlo.
De todas maneras, acepto que hay veces donde las cosas no se dan por alguna razón. Existe algo de azar en nuestras vidas, una especie de modo aleatorio, pero no necesariamente eso tiene que ser una simple coincidencia. Personalmente no creo en las casualidades, sino en las causalidades. Es por eso que cuando algo no sale como queremos es posible que no sea el momento, el lugar, la persona. Y en esas situaciones es el tiempo quien decide si las cosas finalmente se concretan en algún punto. Pero que no se malentienda, que se necesite de tiempo no significa que podamos echarle la culpa cuando las cosas finalmente no suceden. Nos pasamos la vida esperando el momento oportuno para arriesgarnos y la verdad es que ese momento jamás existirá. Vivimos como si tuviéramos la eternidad comprada, como si siempre hubiese la posibilidad de una próxima vez. Considero que esa es una de las razones por las cuales nos conformamos sin siquiera intentarlo, porque creemos que tal vez mañana las cosas se acomoden por si solas, sin esfuerzo y entonces ahí, actuaremos. Qué ingenuos somos. Abramos los ojos; si es que existe el destino, necesita de nuestra ayuda para que las cosas salgan como queramos.

miércoles, 11 de febrero de 2015

Repetir

Desde que supe que existía la tangible posibilidad de volver a cruzármelo, me la pasé divagando, pensando mil y una reacciones que podría llegar a tener cuando lo viese. Pensé en evitar el encuentro, en no ir al viaje. También pensé que no podía dejar de viajar sólo por saber que él estaría ahí. Después de haber decidido que abandonar el viaje no era una opción, empecé a barajar el hecho de escaparme en el momento indicado, o de hacer que alguien me tapara la visual para evitar hacer contacto de esa forma. De todas maneras, era imposible que él me viese. Pero yo sí lo haría. Y ese habría sido el comienzo del problema.
Pensé que el destino me estaba jugando otra vez una mala pasada trayéndome de nuevo al presente, pero finalmente no sucedió lo que temía. No lo vi. Y lo peor de todo eso es que estuve pensando tanto tiempo, tantas opciones y posibilidades, que me quedé con ganas de encontrarlo. 
No sé cómo lo logra. Hacer pedazos mi voluntad aún estando distantes. Me desequilibra con sólo pensarlo. Esos sentimientos me hacen dar ganas de escapar. Es angustioso sentir esa pesadez, esa inseguridad. No saber qué vas a hacer, cómo vas a reaccionar. Porque hay algo que tengo muy claro, y es que él es capaz de movilizarme y sobrepasar cualquier límite que haya trazado. No importa cuánto haya luchado por edificar una muralla que me impida cruzar al otro lado. Sé que con sólo verlo todo eso se desmoronaría a mis pies.
Hasta hace rato estuve recostada en el suelo de la terraza, mirando el cielo. No pude escaparme del recuerdo de haber estado con él haciendo lo mismo, en el mismo lugar. Y de pronto me surgió una pregunta: ¿es posible que si empiezo a querer a alguien más, deje de quererlo a él? No necesité demasiado tiempo para darme cuenta de que la respuesta era no. Que se puede querer de mil formas, y al mismo tiempo, pero que de ninguna manera es posible repetir un sentimiento.

lunes, 9 de febrero de 2015

Qué hacemos

Si me pongo a pensar en retrospectiva, he tenido varios amores a lo largo de mis 21 años de vida. Aunque sigo pensando que uso la palabra "amor" con demasiada liviandad y descaro. Ese tipo de enamoramientos pasajeros que he experimentado no se parecen en nada a lo que siente Bella por Edward, o Rose por Jack. Son efímeros. Terminan.
Por lo que he aprendido de la gran cantidad de películas e historias de amor que he mirado y leido, ese sentimiento no debería acabar. Usé bien mis palabras: no debería. 
Pero por alguna razón, la mayor parte del tiempo las cosas no son como queremos que sean. Son como son. Y nadie dijo que iba a ser justo o que lo mereciéramos. No creo que esté en sí totalmente relacionado con nosotros. 
El hecho es que no podemos manejar ni elegir lo que nos pasa, pero sí podemos ver qué hacemos con eso.

Identificada





"Creo, creo que cuando todo termina, solo vuelve en forma de flashes, ¿sabes?, es como un caleidoscopio de recuerdos, simplemente todo vuelve. Pero él nunca lo hace, creo que parte de mi supo al segundo de verlo que esto iba a pasar. No es en realidad algo que él dijo, o algo que hizo, fue la sensación que llego con él.Y lo loco de esto es que... No sé si me voy a sentir así de nuevo, no sé si debería.Yo sabía que su mundo se movía demasiado rápido y ardía demasiado brillante, pero sólo pensé, ¿Como puede el diablo intentar atraerte con alguien que se parece mucho a un ángel cuando te sonríe?. Tal vez él supo eso cuando me vio. Supongo que perdí el equilibrio. Creo que la peor parte de todo no fue perderlo a él... fue perderme a mi."




Lo encontré por ahí, y no pude evitar sentirme identificada.

miércoles, 21 de enero de 2015

Estremecer

Cuando menos me lo esperaba volví a escuchar su voz. Dentro de mi cabeza su voz rosonaba. En este momento no puedo recordar qué decía, pero logró hacerme estremecer.

sábado, 17 de enero de 2015

Manía

Nunca voy a saber lo que realmente signifiqué para su vida. ¿Cómo estar segura de eso? La mitad de mis ideas son suposiciones, la otra mitad palabras que se llevó el viento. Debería dejar de buscar respuestas. Sé que no puedo descubrir la verdad sola, y tampoco puedo contar con él. Que linda y atrapante manía tiene el amor.

Está ahí

Me había propuesto como meta dejar de nombrarlo. Pensé que tal vez así sería más fácil, que no decir que algo me lo recuerda iba a hacer que lo olvidara más rápido. Pero sigue estando ahí. Aunque no lo diga en voz alta, sé que está ahí. No sé porque lucho. O contra qué. Sé que duele. Sé que veo su foto y duele. Sé que pienso en la familia y siento una puntada en el estómago. Que los recuerdos más viejos se pasean por mi mente constantemente. Me recuerdan lo feliz que fui. Me parece totalmente innecesario recordar cuando estaba con él y era feliz. Cuando sentía que tenía a alguien en quien confiar. Era lindo pensar que siempre iba a estar para mi, pasara lo que pasara. Y, ¿donde está ahora? ¿Por qué prometió quedarse si no iba a hacerlo?
Creía que estaba haciendo mi mejor esfuerzo para superarlo pero lo estoy dudando. Creo querer convencerme de que todo estará bien. Que un día dejaré de llorar. En realidad, en algún momento va a ser así. Algún día los recuerdos serán indoloros y sólo serán parte de una historia pasada. Linda historia. Tal vez demasiado linda. Por eso una parte de mi se aferra con todas sus fuerzas a lo poco que queda de ella.
A veces me pregunto qué es lo que verdaderamente quiero. Sé que él no es lo que yo amaba. Me enamoré de cómo me trataba, de cómo me miraba. De todo lo que sentía cuando yo lo veía y coincidíamos miradas. Su voz llamándome. Sus brazos rodeando mi cintura y su beso en la frente. Supongo que tengo que aceptar que nada de eso existe ahora. Lo más difícil es aceptar que estuvo, que fue real. Una parte de mi preferiría admitir que todo fue mentira. Que un amor así jamás se habría dado por vencido. Una parte de mi cree que si lo arruinamos y no intentamos arreglarlo fue por cobardes. Y de todas formas, a mi otra parte le resulta imposible conformarse con eso. No puede ser que dejaramos que algo tan lindo se desperdiciara. Estar enamorado, amar a alguien y ser correspondido es casi un milagro. Hablo en plural porque no se puede echar la culpa a una única persona. Una relación empieza y termina en conjunto. Aunque yo jamás quise que terminara. Habría hecho cualquier cosa. Estoy segura de que habría hecho hasta lo imposible para que se quedara. Y no habría importado. Porque él no quería quedarse.
Después de las idas y vueltas de estos meses esa idea se implantó en mi cabeza. -Nunca quiso quedarse-. Nunca lo intentó verdaderamente.
Y vuelvo a pensar que cargar su nombre de culpas, de tristeza hace que mi figura se aliviane. Sé que no está bien. Que repartir culpas para que la balanza quede más pesada de su lado no soluciona nada. Decir todo esto tampoco lo hace. Y sin embargo siento la necesidad de hacerlo.
Me duele pensar que yo creí en él cuando nadie más lo hizo. Pero él también creyó en mi cuando era invisible, cobarde y cuando nadie más apostaba por mi. Si no lo hubiese hecho jamás me habría animado a crecer tanto. Siento que le debo parte de lo que soy. Siento que él es parte de mi. Y lo odio por eso. Además, sé como piensa. Él también está agradecido. Él cree que soy una gran persona, una persona capaz de todo. Cree que soy demasiado. Jamás voy a poder entenderlo. Es como si se rindiera sin si quiera intentarlo. Es como si supiera lo valiosa que soy y  en vez de luchar por mi decidiera que él no merecía tenerme al lado. Él era todo lo que quería. Él es lo primero que pienso cuando me hablan de amor. Cuando veo a dos personas abrazándose. Cuando alguien recibe un "te quiero". Está ahí. No puedo romper el lazo que me une a él. Dije que no iba a luchar más por hacerlo y aquí me tienen, tratando de olvidar.

miércoles, 14 de enero de 2015

"Lo prometo"

Empiezo esta entrada de una forma inusual. Generalmente primero escribo lo que sea que se me cruce por la mente y después elijo el título. Esta vez comencé por titular el post.
"Lo prometo". No creo ser consciente de lo fuertes, serias y complicadas que son esas palabras. En la antigüedad el valor que se le daba a los pactos verbales era sustancial. La palabra definía al hombre como ser digno y valeroso. Hoy en día se ha perdido el aprecio por tal cualidad. 
Lo que critico duramente es seguir usando el término ¿Por qué la gente sigue haciendo promesas que saben que no pueden cumplir? Tal vez en un principio verdaderamente crean que concretar tal acción está a su alcance y posteriormente descubran que no es así. Tal vez sólo lo hacen para saciar los miedos de alguien más, decir lo que el otro desea escuchar. Tal vez para conseguir algo que quieran. Tal vez no sepan lo que están haciendo. Supongo que hay una infinidad de posibilidades dependiendo del tipo de promesas. Pero, ¿es necesario hacerlas? 
Por empezar, ligarse a algo, sea lo que sea, nos une inevitablemente a un compromiso, una obligación, un deber. Y, paradójicamente, cuando uno se ata, sea voluntaria o involuntariamente, siempre existe el impulso de querer soltarse. Es instintivo. Es como querer liberarse de algo que te oprime, que te paraliza e impide realizar alguna acción. Son esas bocanadas de aire por las que tanto luchamos cuando nos asfixiamos, o esa desesperación por respirar cuando sentimos que nos ahogamos. 
Entonces, vuelvo a mi pregunta inicial: ¿Por qué hacemos promesas?, o mejor aún, ¿Cuál es esa necesidad imperiosa que tenemos de llevarnos siempre al límite entre lo natural y lo impuesto? ¿Por qué intentamos realizar actos que colisionan con nuestra naturaleza de libertad absoluta? ¿Será que es otro de nuestros caprichos, encontrar formas que nos direccionen siempre a debatir las cosas que hacemos, decimos y pensamos?
Asumo un poco de responsabilidad en cuanto a las promesas que he hecho, las que he roto y las que he escuchado y han sido incumplidas por alguien más. Hay cosas que escapan a nuestro alcance. Hay cosas que no se pueden manejar. Creo que, en parte, me han hecho promesas para calmar mis miedos, para hacerme confiar. Tal vez la intención en un principio haya sido buena. No se puede descartar ninguna probabilidad.
No creo encontrar la respuesta una madrugada cualquiera como hoy, pero por lo menos sé que mis meditaciones se acercan cada vez más a una solución. De lo que estoy segura es que yo también he sido victima del "te lo prometo". No es fácil perder la fe en alguien que creías iba a cumplir con su palabra. La confianza puede romperse, pero eso no significa que desaparezca automáticamente. Sucede lentamente. La esperanza se disipa en un cuenta gotas. Es lento, doloroso y melancólico. Como esas canciones románticas que pasan en la radio cuando estás totalmente deprimido y lo último que quieres hacer es recordar. Creo innecesario mencionarlo, podría jurar que todos conocen esa parte del proceso.
Ahora bien, lo bueno es que tarde o temprano termina. Lo malo, es que te vuelves arisco a la hora de confiar.

viernes, 9 de enero de 2015

Lo bueno

¿Saben qué es lo bueno de escribir en un blog?
Que existe la posibilidad de que alguien más lea todos tus razonamientos y tal vez concuerde con ellos. Si bien podes hacer esto con cualquier otra red social, creo que el blog te da una libertad mayor. Siento que puedo decir cualquier barbaridad que se me cruce por la cabeza sin miedo a ser juzgada. Es raro, ¿no?

Plenitud

¿Cuál es la diferencia entre negar algo hasta el autoconvencimiento, y de verdad creer que determinado problema ya no te afecta? He estado meditando hace tiempo sobre esa cuestión. De tanto repetirte que estás bien, ¿de verdad logras estarlo? O será que entre tantas mentiras que decimos y asumimos cotidianamente, el hecho de negar que algo está mal y que no podemos luchar contra eso se ha vuelto una costumbre.
Trato de pensar positivamente y espero que algún día despierte y deje de pensar en lo mismo. A veces tener tan buena memoria te juega en contra. Hace que conectes cualquier cosa con un recuerdo, y peor aún, hace que quieras revivirlo. Creo haber leído por ahí que los lugares donde alguna vez fuimos felices no deberían volver a ser frecuentados. Cuando dicen que los momentos son únicos e irrepetibles se refieren a eso. A que no se puede repetir dos veces un mismo momento ni una misma sensación. Es imposible.
Considero que los seres humanos somos todos un poco arquitectos. Construimos diariamente momentos que pueden tener parecidos con algo ya vivido pero que nunca son esencialmente iguales. Entonces, ¿por qué nos pasamos la vida tratando de repetir algo irrepetible? Además de ser paradójico es inútil y desesperante.
Supongo que es difícil aceptar que las cosas cambian. Que uno no puede vivir en la comodidad de lo estático. Lo más complicado es admitir que nadie puede resistirse u oponerse a las modificaciones en su vida. La vida pasa, cambia, muta, y todo eso sin autorización de nadie. Simplemente pasa. Y un día despertás y te das cuenta que todo lo que creías eterno no fue así. Que la eternidad no es una posibilidad para nosotros. Y si las cosas son de esa manera, ¿cuál es la razón de que, otra vez, vayamos en la búsqueda de algo que jamás termine? De hecho, ¿debe ser considerado bueno algo que permanece a lo largo del tiempo? Algo con la característica de ser inmutable no necesariamente puede ser beneficioso. Si las cosas no cambiaran, se perdería el equilibrio entre lo bueno y lo malo.
Pongámoslo así, supongamos que nos atraviesa un período de tristeza y desánimo. Si no fuese un período, si no fuese sólo una pequeña parte de tiempo, no podríamos salir de ese estado. Y es por esta razón que los cambios son necesarios. Y el tiempo es precisamente eso, cambios y permanencias. Se necesitan de estas dos fuerzas para equilibrar la balanza.
Lo bueno de saber que las cosas son momentáneas es tener la certeza de que podemos vivir un sinfín de emociones. Y así como se necesita de la tristeza para valorar la alegría y de la ausencia para apreciar la presencia, es necesario experimentar todos los sentimientos posibles, aunque conlleven a una dualidad. Así se llega a la plenitud. Por eso propongo algo: disfrutemos de todos nuestros estados anímicos, después de todo no serán para siempre.

jueves, 8 de enero de 2015

Gratificante

Me había olvidado de lo gratificante que es escribir. Encuentro muy satisfactorio poder expresarme así. Gracias a Dios que existen éste, y muchos otros medios para poder manifestarnos.

Algún día

Esto es algo que he aprendido recientemente. De hecho, lo he escuchado.
Alguien dijo: "Hacer cosas, hace que las cosas cambien. No hacer nada deja todo tal y como estaba."
Creo que pretender que las cosas no pasaron es creer que con la negación los problemas desaparecen. Todo el mundo sabe que eso no es verdad. Todos saben, también, que es más fácil mentir que enfrentarse a la realidad. Por eso vivimos enroscados con asuntos sin resolver y morimos arrepentidos de lo que no nos animamos a hacer.

Aunque suene pesimista en mi forma de pensar, aún creo que es posible cambiar, y que algún día el mundo entero se dará cuenta de lo estúpido que es andar por ahí mintiéndose a uno mismo. Algún día dejaremos de intentar hacernos los superados y verdaderamente asumiremos quienes somos. Algún día.