He sido valiente, muy valiente. He superado y soportado cosas que jamás pensé que podría soportar. He crecido, he roto barreras, me he animado a soñar.
Sé que estarías orgulloso de mi. Sé que nunca dudaste de todo mi potencial. Gracias por confiar en mi, por estar ahí cuando necesité un empujón. Me encantaría que estuvieras presente para ver todo lo que conseguí. Estoy segura de que vos también estás haciendo tu mejor esfuerzo y estás luchando para conseguir tus metas. De todo corazón, deseo que logres la mayor felicidad.
Puede que esté mal, y no deba si quiera fantasear con esto, pero... espero poder volverte a abrazar algún día. Ya sabes, tus abrazos siempre fueron mi lugar favorito desde que te conocí. No creo poder olvidar la sensación de paz y seguridad que me producían.
Al final todo valdrá la pena, aunque existe la posibilidad de que jamás vuelva a coincidir miradas con vos. Estoy feliz de haberte conocido, a pesar de todo. Gracias por venir.
No creo que algún día puedas comprender todo lo que provocaste (provocás) en mi. Ni siquiera yo puedo entenderlo. Cómo a pesar del tiempo, de la distancia, de las personas, puedo seguir sintiéndote cerca. Es casi mágico. En mis momentos difíciles siempre recurro a ese recuerdo tuyo diciendo "no bajes los brazos, bonita. Yo sé que vos podes." Tal vez no me creas, pero eso me ha dado fuerzas cuando he tenido ganas de rendirme. Sólo eso me ha salvado, eso y mi obstinación. Vos me conoces, sabes que no sé darme por vencida.
En madrugadas como éstas, siento que daría la vida y un poco más por verte recostado en mi cama. Mi almohada también te extraña. En realidad, varias partes de mi te extrañan. Y sé que no hay nada que pueda hacer con eso.