viernes, 15 de mayo de 2015

De eso se trata

No sé cómo tengo que interpretar el hecho de que al menos una noche cada tanto te vuelva a llorar.
Mil veces te recuerdo, mil veces trato de reprimir alguna sonrisa o una lágrima cuando te pienso. Imagino que estás bien, que hiciste tu vida. Que eso era lo correcto. Yo también seguí, porque no había otra manera. Por más que quisiese detenerme en algún lugar, la vida sigue. Por más que no estés.
En cierto punto, me duele más que la decisión no haya sido mía. Pero que no la comparta no significa que no la respete. Me alejé porque vos quisiste que así fuera. Y¿ cómo volver después de eso? ¿Cómo querer regresar donde no soy bien recibida? 
Todavía pienso que todo lo que siento es un desperdicio, no logro conformarme. Me mantengo alejada porque no soporto lo que siento cuando te tengo cerca. Porque no consigo acercarme sin que me lastimes. 
Sé que no voy a volver a querer a alguien de esta manera, y en algún sentido es un alivio. Esta mezcla de emociones es demasiado fuerte, casi inverosímil. Jamás habría pensado que podría extrañar a alguien, quererlo y odiarlo a la vez.
 Me enseñó mil cosas buenas y me desilusionó mil veces. Me destrozó el corazón y también me enseñó a confiar en mi. No tiene sentido, pero parece que justamente de eso se trata. Y si esto no es amor, no sé que puede ser.

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