Habrá un momento en tu vida donde conozcas a alguien que se convertirá en lo más importante. Adorarás su presencia diaria y desearás que jamás se vaya. Y cuando finalmente tenga que irse, por que créeme eso tarde o temprano pasará, sentirás que una parte de tu alma se muere y que tu mundo se desmorona. Dolerá, dolerá mucho, pero saldrás adelante. Volverás a reír, y podrás ver lo bello de la vida otra vez. Dejarás de llorar e incluso dejarás de extrañarle. Y a partir de entonces nadie más podrá dolerte de esa manera. A partir de ese momento te vuelves inmune frente a otros amores y pasiones. Así comprendes que la eternidad no necesariamente existe, o por lo menos no tiene la forma que te gustaría que tuviera. Descubres que las personas vienen y se van, que tienen un tiempo en tu vida y que no podes aferrarte a algo que ya no existe. Las palabras sólo tienen validez en el momento en que se dicen, después de un tiempo todo empieza a ser mentira. Nada podrá corromperte una vez que hayas aprendido a amarte solo. No te hará falta una media naranja, dejarás de creer en las almas gemelas y que el amor todo lo puede. Perderás la inocencia en todos sus sentidos. Y sólo entonces podrás sentirte fuerte, completo y serás verdaderamente feliz.
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